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Kiram bajó hasta uno de sus bares favoritos en el hotel. Pide un vaso del whisky, lo necesitaba después de la ardiente discusión con su esposa, no lograba comprender porque después de tantos años no comprendía que él nunca la amará, que su único amor siempre será Diliana y que por más que extendiera la agonía el terminará separándose de ella. Él tenía todo para que firmara, pero quería irse por las buenas para no afectar a su hijo, sus pruebas de adulterio eran más que suficiente para quedar libre de ella. Él sabe que, si las presentaba ante un jurado, ella misma en busca de defenderse anularía ese matrimonio, a él no le importaba tener que mantenerla de por vida si con eso hacia feliz a su hijo, pero él debía pensar en su propia felicidad y esas solo será al lado de Diliana Ovalle. Esta entretenido pensando en la mujer que está en una de las habitaciones del hotel cuando siente su celular vibrando en su pantalón. Ve la pantalla y es su amigo de la infancia.

- Hola Charlie, ¿Cómo estás? - pregunta a su casi hermano.

- Bien mi hermano ¿Qué inventas?

- No mucho, por cierto, tengo algo que contarte, ¿Por qué no llegas al hotel y nos tomamos unos whisky mientras te cuento? -comenta feliz.

- Dalo por hecho, estoy a media hora del hotel.

- Te espero. - termina la llamada y vuelve a sumergirse en su pensamientos.

Su amigo puntualmente llega al hotel, estaba ansioso por saber qué era eso que tenía que contarle, en cuanto Kiram dejó a Kesha sola en su habitación esta lo había llamado contándole todo lo que se habían dicho. El conocía a su amigo mejor que nadie y aunque no podía dar crédito presentía que al fin había encontrado a Dilianita, como él le decía en forma burlona. Entra al bar y lo ve de lejos, se acerca y ve que en su rostro se dibuja una enorme sonrisa. Algo inusual en Kiram, pues desde que se casó con Kesha se volvió una persona amargada y gruñona.

- Y bien, ¿Qué eso que me tenía que contar? - pregunta Charlie sentándose en la silla frente a la barra.

- No comas ansias, ¿un whisky? - el rubio asiente.

- Doble y a la roca - Kiram llama al barman para pedir que les sirvieran dos vasos. - ¿Y bien? -vuelve a preguntar.

- Ella está aquí - Charlie palidece, logra disimular bebiendo un poco de su trago.

- ¿De quién hablas? - pregunta, haciéndose el desentendido. Necesitaba escucharlo de su propia boca.

- De Diliana, el gran amor de mi vida. - su mirada se ilumina, Charlie no sabe que decir ante tal confesión.

- ¿En serio? - vuelve a beber de su vaso - ¿Y qué piensas hacer ahora? La última vez que yo la vi no tenías muchas oportunidades de conquistarla. Esa mujer es terca como mula.

- Lo sé, aún no he ideado un plan para reconquistarla, pero de algo si estoy seguro, esta vez no la dejo escapar así se me vaya la vida en ello. - dice un orgulloso Kiram.

- Y ella sabe que este es tu hotel - Kiram asiente.

- Esta tarde me vio, tenía una cita con ella y dos de sus empleados para llegar a algunos acuerdos para remodelar algunos de los hoteles, es un tiempo prudente para poderla reconquistar.

- Tienes un arduo trabajo amigo. Esa mujer es un hueso duro de roer y más si contamos que te fuiste sin decir ni una palabra, ni una carta, nada.

- Gracias, Charlie - dice con todo el sarcasmo que puede externar.

- ¿Quieres que hable con ella? - se ofrece su amigo de buena fe.

- No, quiero hacerlo yo, quiero ganarme su perdón poco a poco.

Volverás a ser mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora