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- Como desees Kiram, ¿necesitas algo mas? Pregunta su fiel asistente.

- De hecho, sí, cita a Kesha en el restaurante italiano que tanto le gusta. Necesito que firme los papeles del divorcio sí o sí.

- Claro, me pongo en eso ya. - Rodolfo sale de prisa a dejar todo listo por si a la señora Ovalle se le ofrece algo, todo tenía que salir perfecto.

Kiram no merecía menos, él ha visto como ha sufrido por estar separado de ella. La única mujer que ha amado. Le ha dado el amor a su hijo, pero aun así no es suficiente. Ha vivido vacío por 15 años ya es hora de que retome su vida junto a ella.

Diliana sale de la reunión con la señora Ortiz, ya estaba trazado el plan de trabajo que utilizarían para que el hotel siga funcionando. Bajan conversando de todo, la señora Ortiz reúne al personal para presentar a las mujeres.

-Mañana comienzan las remodelaciones del hotel, aquí la señora Ovalle es la encargada de que todo quede perfecto, vamos a pedir mucha cooperación de ustedes para no tener que cerrar el hotel mientras, solo serán unos meses. -todos asienten. Sandra Ortiz despide a sus empleados-. señora Ovalle el hotel desea invitarle al almuerzo. - concluye la pelirroja.

- No creo que sea posible - dice un tanto nerviosa, no quería encontrar a Kiram bajo ninguna excusa.

- Sería para nosotros un placer que acepte.

- ¡Oh, sí! Para mí también lo sería. -Diliana mira de manera reprobatoria a Amanda. - ¿Qué? Tengo hambre, mi estómago ruge.

- Bien -suspira- Vamos a almorzar, pero si pasa algo solo a ti te voy a culpar. -dice entre dientes a su amiga.

-Tranquila que al menos sirve y me alimento las pupilas - Diliana te blanquea sus ojos. El comentario no le había gustado nada, pero no lo admitiría. Se sentía celosa de un hombre que evidentemente no es suyo. Caminó detrás de la señora Ortiz hasta la mesa, toman asiento y llega un mesero. La pelirroja le da instrucciones y se despide de las mujeres. Amanda y Diliana se quedan perpleja, pensaron que ella las acompañaría, pero no fue así. Salió a toda prisa del restaurante. Cada cual pidió un platillo diferente y el mesero le dio su privacidad.

-¿Crees que esto este planeado? -pregunta Amanda.

-Lo más seguro, en fin, si aparece lo ignoramos y listo. -simplifica Diliana.

-Sí, sí, sí, ya te lo creí. -se burla la rubia.

-Ya Amanda, que te pueden oír. -musita Diliana, no deseaba que alguien le fuera con el chisme a Kiram y es claro que en el hotel tenía ojos por todos lados.

Empiezan hablar de todo un poco en lo que llega la comida hasta que una voz las interrumpe.

-No es cierto lo que mis ojos ven. -ambas levantan la mirada para ver al hombre que las interrumpió. Es rubio, de ojos verdes, cuerpo muy bien cuidado, su camisa polo lo hacía lucir muy bien y sus jeans marcaban unas nalgas de infarto.

- Disculpe, pero creo que nos esta confundiendo. -contesta Diliana.

- No lo creo, Diliana ¿Cómo estás? - el hombre toma asiento frente a las dos mujeres.

- Bien -dice parca en su respuesta, trata de hacer memoria para recordar al monumento de hombre que tiene frente a ella-. Sin ánimos de ofenderte ¿Quién eres?

-¡ Oh no! Para nada me ofendes, hace tantos años que no nos vemos que es lógico que no me recuerdes. Soy Miguel, Miguel Boloña un amigo de la universidad de Daniel.

-¡Oh si! Ya te recuerdo, ¿Cómo estás? - pregunta Diliana avergonzada.

-Muy bien y ahora mas que te veo tan guapa como siempre, mejor. -Diliana baja la cabeza, su comentario le había avergonzado un poco. Hace tanto que un hombre real no le decía que era guapa que ya ni recordaba como reaccionar. Miguel levanta el rostro de Diliana para que lo mire. - No nena, nunca bajes la mirada ante ningún hombre. Y esta maravillosa mujer ¿Quién es? -se voltea a ver a Amanda.

Volverás a ser mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora