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Desde ese día que Kesha llegó a la oficina ambos decidieron que era mejor verse en otro lugar que no sea uno que todo el mundo conoce. Cada día que pasaba Diliana se sentía más acorralada. Intentaba decirle a Kiram lo de Daniel, este siempre la hacía callar, pidiendo que vivieran el hoy y olvidarán lo que pasó. 
El miedo de volverlo a perder no le ayuda para que se pare en seco de una vez y le cuente la verdad. El tiempo pasa y su relación ha estado llena de altibajos, cómo todas. Diliana ha tratado de hablar del tema con sus hijos, ya que entienden que pronto Kiram quedará libre para casarse con ella, pero en cuanto Dili toca el tema de tener una relación, estos no lo ven con buenos ojos. No están dispuestos a que nadie les robe el recuerdo de su padre, aunque Diliana nunca permitiría algo igual o semejante, ellos aún añoran a su familia completa. Daniel fue un buen hombre y amó a sus hijos de igual forma, sin distinción, hasta el último día de su vida, pero ellos deben entender que Danny siempre tendrá un lugar importante en sus corazones y eso nadie se los podrá quitar.
     Diliana salió temprano de la casa, tenía una reunión importante con los empleados de la constructora. Necesitaba dar instrucciones sobre unas remodelaciones extras que se harían para ese día. Llegó al edificio dónde tiene sus oficinas. La recepcionista la detuvo.
—Señora Ovalle, esto llegó para usted ahora mismo. – dice ofreciendo un sobre manila sin remitente.
— ¿Sabe quién lo envió? – pregunta un poco dudosa de su procedencia.
—No señora, el mensajero dijo que no tenía remitente – Se encoge de hombros.
—Bien, gracias. – Diliana da media vuelta y sube hasta su oficina donde sorpresivamente encontró a Charlie.
—Hola, ¿Qué te trae por acá? – lo saluda de dos besos.
—Pasaba por aquí y quise venir a saludarte. – pasa su mano por su cabello, nervioso–. ¿Todo bien con Kiram?
—Sí ¿Por qué preguntas? – frunce su ceño– ¿Le pasó algo a Kiram? —Lo ve negar.
—No, sólo pregunto, como ahora no tiene tiempo para los amigos. —ironiza.
— ¿Celoso? — Bromea la pelinegra y este niega.
— ¿Qué traes ahí? – pregunta y Diliana mira el sobre.
—Nada importante. —lo pone sobre el escritorio.
—Bueno, solo pasé a saludar, te dejo para que lo revises. Cuídate, sabes que cualquier cosa me puedes llamar, para eso son los amigo. – deja dos besos en sus mejillas.
—Eso díselo a Kir, que es quien te ha abandonado.
—Quiero que sepas que también soy tuyo. – Diliana sonríe para no hacerle desaire.
—Gracias – Charlie mira por última vez el sobre, y da media vuelta para salir de allí.
Diliana lo ve salir y suelta el aire que no se dio cuenta había aguantado. Se sentó en su silla y tomó el sobre para ver su contenido, Lo que ve hace que suelte con rapidez las fotos, es Kiram teniendo sexo con Kesha, cada foto es una diferente. No lo podía creer. Encontró una nota escrita con letras recortadas, “Por eso no se ha divorciado, aún está con ella.”
Debió suponerlo, por eso ella está renuente en darle el divorcio. En ese momento sus lágrimas comenzaron a bajar por su rostro. Se siente engañada con sus dulces palabras. Estrujó las fotos del coraje, por la rabia. Limpia sus lágrimas y no se permite derramar más ninguna. No le va a perdonar nunca sus engaños. Siente como su mundo cae en pedazos. Toma su móvil para escribirle a Kiram, eso no se quedará así.
Para Kiram
“Necesito que vengas a mi oficina, tienes 15 minuto para que entres por esa puerta”.
Para Diliana
¿Pasa algo?
Lo deja en visto, por su mente pasa mil cosas, miles de preguntas, pero la principal es, ¿Por qué? Esa era la más difícil de entender. La puerta se abre dando paso a un Kiram preocupado. Va directo a darle un beso, pero Diliana lo evita poniendo distancia entre sus cuerpos. Diliana tomó las fotos en sus manos y las lanzó a su cara.
— ¿Qué creías, que no me iba a enterar? – grita mientras él ve las fotos perplejo — ¿Que podías estar con tu esposa y al mismo tiempo conmigo?
—No entiendo de dónde salieron estas fotos. ¿Quién te las dio? —dice mirándolas a fondo, el nunca ha compartido ni si quiera la habitación con Kesha.
—Eso no viene al caso ahora mismo. Quién me las dio solo me hizo un favor, me quito la venda que tenía puesta, pero esta si no te la voy a perdonar, nunca más te voy a perdonar otra traición. Te odio Kiram Aydin. — Se ahora en llanto. No pude aguantar más. Cae frente a él llorando como una tonta. 
— Diliana, no sé de dónde salieron estas fotos. – trata de comprender que está pasando – Déjame demostrarte que son falsas. Nunca, nunca acostaría con Kesha. — dice tratando de ponerse frente a ella. Hace el amago de tomar su mano, pero ella no lo permite.
—No se te ocurra tocarme con las mismas manos que la tocaste a ella. — escupe con la mandíbula contraída. — Nunca te voy a perdonar, me escuchaste a bien, nunca.
—Amor, Diliana recapacita. – súplica — Yo sin ti voy a morir, no me dejes así, dame la oportunidad de demostrarte que esto son fotos falsas. Y quién te lo dio solo quiere destruir nuestra relación. Nuestro amor es mucho más grande que estás fotos. Nuestro amor se siente aquí. —  dice tocándose el pecho. En ese momento Diliana no sabe que decirle. Le duele, duele como una braza que quema dejando cenizas por dónde va. Quisiera creerle, pero ya han sido muchos tropiezos.
—No – dice tajante — No Kiram, tus oportunidades se acabaron, se esfumaron. Ya no queda más, mataste lo poquito que quedaba.
—No, por favor Diliana, no me mates así. No destruyas mi corazón. Te juro que es un foto montaje. Busca información, busca al mejor perito de la ciudad para que compruebe lo que te digo. Mi amor, por favor. – pide, sus lágrimas le rompen su corazón, pero no se puede dar marcha atrás, no podía perdonar una traición de esas.
—No s ... — no termina de hablar cuándo por la puerta de su oficina se abre dando paso a una Kesha con cara de pocos amigos.
— ¡Aquí están! Que bien, juntos. Así mató dos pájaros de un tiro. — Esta saca de su cartera una revólver 9 milímetros. — Voy a acabar con los dos, malditos. – grita
—Kesha por favor. – habla Kiram — No te tortures de esa manera. Entiende de una vez que lo nuestro nunca existió. — dijo Kir con voz pausada viendo el comportamiento de Kesha.
Ella lo miro, con sus ojos perdidos. De repente vuelve en sí. Kiram poco a poco se iba acercando a ella. De cada tanto se veía como perdía la noción de todo y Kiram aprovechaba para acercarse más.
—Ni se te ocurra Kir, no te me acerqué. Yo solo quiero hacer pagar a la mujerzuela esa. – Diliana se levanta del piso donde estaba, limpió sus lágrimas y la enfrentó.
Ya Kiram la había destrozado, no iba a permitir que ella le hiciera daño, se veía verdaderamente mal. Se perdía por instantes para luego recobrar el sentido.
—Por fin voy a cumplir mis más fervientes anhelos de acabar con tu existencia. – escupe con todo el odio que ha guardado con los años. — Y Kiram te puso en bandeja de plata. – ríe cómo loca.
Se escucha como le quita el seguro al arma y apunta en dirección de Diliana. En ese momento le pasaron todos los panoramas de su vida. Trató de acercarse, pero ella no se lo permite. Le ordena que me siente. Kir busca la manera de acercarse a ella, pero Kesha cambia el arma en su dirección.
—Dios es bueno— dice con sus ojos perdidos. — me permitió acabar con los dos en el mismo lugar.
—Kesha no cometas un error del que te puedas arrepentir. — icde Kir tratando de llegar a ella.

—No te me acerques Kiram. Nunca te perdonaré que me hayas engañado con esta maldita. Nunca te voy a perdonar que no me ames. Que no me tocaras como seguramente la tocas a ella. Te odio, arruinaste nuestro matrimonio por ella. – grita cómo la demente que es.
—No, Kesha, no es así. Nadie te quito nada. – habla Kiram — Tú nos quitaste la oportunidad de ser felices. Tú nos debes a nosotros 15 años de nuestras vida. — Kir la mira a los ojos mientras caminaba en su dirección. — Si vas a disparar hazlo. ¡Matadme! Deja que ella se vaya. Ella no tiene la culpa de nada. El culpable soy solo yo.
— ¡No! — dice Kesha volviendo el arma a la dirección de Diliana. — La verás morir, vas a verla desangrarse y te dejaré vivir para que vivas con su muerte grabada en tu consciencia.
En eso Kiram llegar donde está ella y empieza a forcejear con ella cuando de pronto se escucha el sonido de un disparo. Se escuchó el arma caer junto a Kiram. Diliana corre a su lado y Kesha sale corriendo de su oficina dejando su arma con sus huellas.
—Kiram, amor mío. — dice entre sollozos.
— Estoy bien, mi reina. Llama a la policía y una ambulancia. — dijo tratando de levantarse.
Lo ayudó, lo puso sobre el sillón de la mini sala y llamó la policía. Le quitó su camisa para ver el área afectada. Estaba llena de sangre. Buscó el botiquín y empezó a curar. Cuando la policía llegó entraron y recogieron el arma. Diliana la había dejado en el mismo lugar donde cayó. Estaba llena de sus huellas. La ambulancia llegó, montaron a Kiram llevándolo al hospital más cercano para terminar de curarlo. La bala solo rozó su abdomen.
Diliana se sentía confundida, si ella disfruta del sexo con Kiram cómo dice en esas fotos ¿Por qué dice que no la toca como la toca a ella? ¿Será que será verdad que son fotomontajes? En lo que espera que den de alta a Kiram, llamó a Olivia su secretaria y le encargó que busque el mejor perito de foto para que certifique si son o no montajes. Así está lo hizo. Le dio las orden de recoger las de su oficina y llevarlas al lugar. Y que espere ahí hasta que terminara.

Volverás a ser mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora