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Diliana paso la noche con Kiram, era la primera vez que dormía fuera de casa desde que había comenzado el proyecto. Llamó a Amelia para que entre leonardo y ella se hicieran cargo de todo pues Kiram y ella tenían que resolver un asunto muy importante. Ese día llamó a sus hijos para que supieran que cenarían juntos, que se arreglen porque tenían visita. Ellos por lo general cuando cenaban solos lo hacían lo más cómodos posibles, pero esa ocasión era diferente. Kiram debe conocer a sus hijos de manera presentable. Además, asi vera lo parecidos que son Daniel y él. Solo que molestia aparte su hijo es una versión mejorada de su padre. Sonríe como tonta la pensar en como será su hijo cuando tenga la edad actual de su padre, no puede haber tanta perfección en el mundo, pues su hombre es perfectamente hermoso. 
Diliana se antojó de ir a comprar algunas cosas, ordeno a sus empleados que prepararan un gran cena para cuatro. Estaba feliz y llena de expectativas. Sus hijos son dulces y buenos, ella sabe que comprenderán y aceptara su relación. Ahora si teme que a Kiram se le escape algo. Ese hombre desde que se enteró no ha parado de hablar y contar todo lo que tiene planeado para ganar su amor. El hará lo que tenga que hacer paraque Daniel lo acepte como padre.
Diliana se despidió de Kiram con la promesa de verse en la casa, no queria que la vieran llegar junto a él. Llegó a su casa y subió a su habitación a arreglarse. Cuando casi dio hora de la cena, Daniel entra a su habitación. Este la mira de arriba abajo. Su madre es una mujer hermosa.
—Mama podemos hablar. —dice le mayor de los Duarte.
—Claro mi vida, ven. —Esta palmea la cama. Daniel caminó pensativo hasta su madre.
— ¿Nos vas a presentar a un novio? —pregunta sin rodeos. Diliana asiente—. Quiero que sepas que ni Fabio, ni yo estamos listo para tener un padrastro. Nuestro padre siempre será Daniel Duarte y eso nada, ni nadie lo cambiara. —Diliana asiente tranquila. Conoce a su hijo, si él está hablando eso con ella es porque no van a hacer nada que la dejen en vergüenza.   
—Nadie desea que olviden a su padre, Danny siempre estará en nuestros recuerdos y corazón. Eso nadie no los podrá quitar, pero sé que el estaría muy triste si no me apoyan con esta nueva relación, pues el no era un hombre egoísta y siempre me decía que si el se iba primero que rehiciera mi vida. Todo el mundo necesita una pareja en quien refugiarse. —Daniel asiente.
—Bien, solo quería que supieras eso. Fabio y yo nos comportaremos en la cena. No te preocupes. —Diliana se acerca para dejar un beso en la frente de su adolescente hijo.
—Gracias mi amor. —este sale de la habitación dejándola con sus pensamientos. Kiram la tiene difícil con sus hijos, pero no se rendirá ellos tienen que entender que él es el hombre que la hace feliz, muy feliz. 
LA cena paso con tranquilidad, como los chicos le prometieron se comportaron educadamente, aunque un poco parcos. Kiram le hacía preguntas a ambos ara matizar la tensión logrando que estos al fin se abrieran un poco a él.

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Tres mes después

Desde el incidente de las fotos Diliana y Kiram se han vuelto inseparables. Ya no temen exhibir su amor, en el hotel la respetan por ser la novia del dueño, Alejandro, volvió a España al enterarse de la desaparición de su madre. Este un buen chico y siempre los apoya, en ocasiones Daniel y Fabio se ponen medios tercos, pero Kiram se los ha sabido ganar. De Kesha no han sabido nada hace tres meses la buscan los oficiales de la policía., es como si se la hubiese tragado la tierra.
Esa mañana Diliana se levantó temprano iría a la oficina a resolver un asunto ya se acerca el fin de semana y tenían planeado acampar en una cabaña a las afueras de la ciudad. Cambiar de ambiente y compartir como una familia les haría mucho bien.
—Hola, ya llegue. ¿Estas lista? – Kiram pregunta una vez entra a la oficina de Diliana — Te amo, mi reina. – dice dejando un casto beso en sus labios.
—Hola, amor, ¡yo también te amo! — Diliana sonríe como hechizada, cada día se enamora más de su hombre. — recojo estos planos y nos vamos.
—Bien, te ayudo entonces. —  Kiram coloca alguno de los planos en el armario.
—Gracias – Diliana no puede sentirse más feliz, completa. Kiram la complementa en todos los aspectos.
Kiram la toma de la cintura para pegarla a su fornido cuerpo, la mira a sus hermosos ojos marrones para robarle el más apasionado beso. Diliana se dejó llevar por el sabor a menta y dejó que Kiram explorará toda su cavidad bucal con su lengua. Un gemido salió de sus labios cuando sintió los labios de Kiram abandonas los suyos para correr por su mentón hasta llegar a su cuello.
—Kiram ... – Diliana estaba totalmente extasiada, tanto que no se dio cuenta que habían abierto la puerta de su oficina.
— ¿Interrumpo? – escucharon una voz masculina y voltearon para ver al dueño de esa voz, quién sonaba molesto. En ese momento Diliana no entendía por qué.
— ¿Quién te dejó pasar sin anunciar? – preguntó Diliana molesta. Charlie no estaba autorizado a entrar a su oficina. No entendía porque, pero no se siente cómoda con su presencia. Desde hace un tiempo, su mirada la incómoda y la familiaridad con que la trata hace que ella tome distancia. Claro sin decirle nada a Kiram, no tiene intenciones de dañar una amistad de años por puras suposiciones.
—Dije que vine de parte del señor Kiram Aydin y que necesitaba que fuera una sorpresa. — Diliana asintió en silencio, debía poner distancia entre él y ella. Algo en sus palabras no cuadran.
—Vaya que fue una sorpresa — dice Kiram asombrado por la osadía de su amigo. — ¿por qué no me avisaste que venías? Yo te hubiera ahorrado el viaje.
Pasaba por aquí y no me aguante las ganas de ver a la mujer que me ha alejado de mi mejor amigo. – Charlie mira a Diliana para guiñarle un ojo.
— ¿Y para que deseabas verme? – Diliana pregunta con desconfianza.
—Ya mis ojos necesitaban ver tanta belleza como inteligencia en una mujer y quien mejor que tú para eso. – dice el castaño en tono burlón, mientras Diliana se abraza a Kiram con más fuerza.
—Ya me vistes, ya puedes irte. Kiram y yo tenemos que salir. – dice abriendo la puerta — Nos está cogiendo la tarde.
— ¿Para dónde van con tanta prisa? – pregunta muy interesado para el gusto de Kiram que ya se estaba empezando a cansar.
—Vamos de pasar el fin de semana con nuestra familia. – contesta Kiram tomando la mano de Diliana. La morena toma su bolso de mano para caminar hacía la salida.
—Espera —dice tomándome del brazo.
— ¡Aush! – Diliana se queja soltando se dé su agarre.
—No vuelvas a ponerle un dedo encima a mi mujer, Charlie, porque me voy a olvidar de los años que tenemos de amistad y te rompo la madre. No me busques, no sabes cuan molesto puedo llegar a ser. — advierte Kiram tomándolo por la camisa.
— ¡EPA, EPA!! – Charlie levanta sus manos en señal de paz. — Tranquilo hermano que no fue mi intención lastimarla. — dice con una sonrisa sarcástica en sus labios.
—No me has lastimado imbécil. – lo calla Diliana con su mirada llena de ira. — solo evita tocarme.
— ¡Tranquila! Ahora los dejo para que puedan hacer su viaje. — dice saliendo de su oficina dejándolos con la palabra en la boca.
Una vez vieron que Charlie ya no estaba Kiram la abraza, Diliana se sintió protegida entre sus brazos mientras Kiram comenzó a ver la verdadera cara de su amigo. Que tan amigos podían ser cuando hacía esa clase de cosas frente a él.
—Ya mi amor, ya se fue. No te va a lastimar mientras este yo aquí, contigo. – Kiram la pega a su cuerpo. – Nos vamos — Ella solo asiente.
Tomaron sus cosas y salieron de prisa, ya estaban tarde para montarse en la autopista. Ya Los niños iban de camino con el chofer de Kiram. Estaban a cuatro horas en carro. Tenían la intención de unirse más como familia. Era un fin de semana sin tecnología, contándose anécdotas y asando malvaviscos. Así lo habían programado cuando Kiram los propuso. Todos estuvieron de acuerdo. Estaban ilusionados con la idea de la aventura campestre. El celular de Diliana suena. Ve la pantalla es su hijo Daniel y contesta rápido.
— ¿Daniel? – teme qué le haya pasado algo.
—Solo te llamaba para decirte que llegamos, esto es súper, te va a gustar. Los esperamos. – comenta tan rápido que Diliana blanquea sus ojos.
— ¡Ya, vamos de camino! ¡Los amo! –dice antes que termine la llamada.
—Nosotros a ti, adiós. —termina la llamada.
— Ya los chicos llegaron — comentó a Kiram mientras este conduce — están emocionados, les gustó el lugar.
—Qué bueno amor, ya nos quedan dos horas para llegar, ya pronto estaremos con ellos. — toma su mano y deposita un beso en ella.
—Gracias por hacerme tan feliz, amor. Te amo con mi vida. — Diliana mira la carretera, no entiende el sentimiento que tenía. Sentía que algo no andaba bien.
—Gracias a ti por existir, por darme vida con cada sonrisa, con cada beso. Tú no tienes una idea de cuánto te amo. Sin ti no tengo por quién vivir. – Kiram toma su mano y deja un beso en los nudillos.
  Esas dos horas las pasaron entre canciones y caricias. Todo estaba marchando de maravilla entre ellos, sentían como si el tiempo no pasara por ellos, se sentían dos chiquillo jurándose amor eterno. Esos pocos meses juntos habían servido para recobrar el color de sus vidas, ya no eran blancas o negra, ahora eran colores pasteles, esa armonía que sólo ellos podían disfrutar. Reiterándose que han nacido para estar juntos toda su vida. Al fin llegan a una hermosa cabaña donde se veía el humo de la chimenea, en el patio, un gazebo junto a una enorme piscina. Todo era rústico y campestre.

Volverás a ser mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora