CAPÍTULO 8: COMENCEMOS DE NUEVO

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21/04/1975

Esta mañana me siento fresco y renovado, tengo tantas ideas para hoy.
Ele no ha querido salir a la luz desde ayer así que lo voy a dejar descansar, haré todo por los dos... Para los dos. Ya me iré al trabajo.

Es mi hora de comida, como dije ayer pusieron cámaras en el estacionamiento, puedo sacarlos hacia el bosque como la vez pasada... Pero de ahí qué...
¿Cómo lo haré?
Cambiando de tema, ayer estuve muy pensativo cuando me fui a dormir y es que recordé que Ele no sabe sobre la muerte de Elías, siento que si se entera de la verdad va a cometer locuras que puedan llegar a afectarme, espero que no pase nada grave, voy a seguir con mi trabajo.

Pensé que sería más difícil sacar a las criaturas pero no; en la tarde, el jefe llamó a tres de los que hacemos limpieza, nos indicó que teníamos que limpiar la bodega ya que habían muchas cosas viejas y rotas como disfraces, arreglos, pancartas, dibujos, bueno un sin fin de artículos.
Estuvimos sacando cosas, sacudiendo todo el polvo y llenamos 8 bolsas de basura y fue ahí como se me ocurrió la gran idea de sacarlos mediante bolsas negras y así fue. Primero fui a buscar los tranquilizantes, esta vez los traje para inyectarlos ya que así será más rápido, regresé con las inyecciones en el bolsillo, pero las cosas se pusieron aún mejor, más a mi favor porque el jefe nos dijo que si queríamos algo de esas cosas viejas nos lo podíamos llevar, así que guardé en una bolsa negra unos trajes y lo llevé a mi zona favorita de cacería, igual que la vez pasada varios padres no estaban al pendiente de sus hijos y fuí reclutando uno por uno, lo mejor de todo es que no lo hice a escondidas, claro que no, salí por la puerta principal, quería reírme en la cara de esos padres y de mis jefes, tan imbéciles.

Llegué a casa y los amarré en el sótano, después me di un baño bien merecido, cuando estaba preparando mi cena tocaron mi puerta; me asusté por un momento y fui al sótano para taparles la boca a esos niños, abro la puerta y para mí sorpresa era Mónica; la invité a pasar y le pregunté si quería comer algo, al principio se negó pero logré convencerla y cenamos juntos unos bisteces. Me dijo que quiere el divorcio, que ya no hay nada que nos mantenga unidos... Quería reírme en su cara a carcajadas y decirle que ella misma se estaba comiendo literalmente a un niño muy parecido a Elías, pero decidí conservar la compostura y no decir nada de eso, le dije que estaba bien, no había ningún problema pero que la casa me la iba a quedar yo ya que fuí yo quien la construyó, ella se podía quedar con todo lo demás incluso con el carro y me respondió que a ella no le interesaba lo material, solo quería ya no saber nada de mí y que no fuera a visitar las cenizas de mi hijo a ella nunca le gustó que yo "jugara" con el pequeño.
Solo pienso en el pobre Ele, no se merece que lo castiguen así pero es su pago por ser muy sumiso con esa mujer, no le va a gustar para nada la noticia.

Terminé de conversar con Mónica y se fue pero hay algo que me dejó pensando, lo que pasa es que ella no me quitaba la mirada de encima, parecía que me estaba observando o como tratando de decifrar algo no lo sé, pero sospecho que esta desgraciada se estaba dando cuenta que no hablaba con Ele sino conmigo, con otra persona, nunca me había observado de esa manera, sin dudas está muy extraña y espero que no se le metan ideas sobre mí.

Prepararé los trajes para aquellos chiquillos porque me quiero seguir divirtiendo.

LA SOMBRA DE MIS PECADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora