Capítulo 13: El reencuentro

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Mauro y yo eramos historia, nuestra relación había terminado, pero aún así seguía sintiendo cosas por él, aunque no se si él las sentía por mi, pero ahora Diego aparecía para mostrarme nuevas sensaciones y sentimientos, pero esto no sé si era amor.

Diego me llevo por el sadomasoquismo, entre en un juego de roles que solo es posible de entender si se participa en el, me divertía que me dijeran "ama" tener un "esclavo" y hacerlo mio, que haga lo que quiera, me gustaba jugar a ser la dueña, tener un mazo con el cual azotar a mis víctimas, era divertido pero aún así no me satisfacía.

Todas las noches en la soledad de mi habitación, lloraba, pensaba en Mauro, hacía tonterías de adolescente, lo llamaba por teléfono y cortaba, solamente necesitaba escuchar un "Hola", su respiración, necesitaba sentirlo, pero aún así eso no me alcanzaba. Me estaba obsesionando y no lo sabía, no me daba cuenta, Mauro, ya no era uno más que paso por mi vida, casi como una estrella fugaz, ahora se convertía en mucho más que eso, necesitaba tomarlo y hacerlo mio, que estuviera a mi lado para siempre y no importaba el precio que tuviera que pagar para eso.

A veces, lo veía en la universidad, se lo veía contento, él también me veía, pero no me hablaba, siempre nos cruzábamos en el bufete, yo sentía como su mirada me perseguía por todo el lugar y eso me gustaba.

Pero una noche, mientras estaba en casa sin saber que hacer entre a facebook, y lo vi, Mauro ahora ponía que tenía una nueva relación y además subía una foto con esa chica, se llamaba Laura, se me revolvió el estómago, me empece a sentir tan mal que tuve que vomitar unas tres o cuatro veces, tenía mucho odio por esa relación. Le mande un mensaje por facebook.


"Mensaje Privado para Mauro

Sos un forro, ya te olvidaste de mi? Que rápido que sos para conseguirte otra, que rápido te olvidaste de todo lo que hicimos, de todo lo que vivimos en tan poco tiempo. Ella es tan buena como yo? Ella te dice las cosas que te decía yo? Le decís a ella también que las vas a querer para siempre? porque eso que me dijiste a mi no lo cumpliste, no me quisiste para siempre. Me traicionaste, usaste lindas palabras pero solo fueron eso... Palabras, las cuales se las llevó el viento. Estoy rota y es tu culpa."


Me sentía traicionada, desgarrada por dentro. Lloré toda la noche, lloré sin parar, dentro de mi nacía un dolor inmensamente profundo que me ahogaba, que me sepultaba y me lastimaba, tenía un nombre ese dolor y era Mauro.

El mensaje que le mandé me lo respondió unos minutos después, pero no lo vi recién hasta el día siguiente.


"Mensaje Privado para Emma

No sé porque te pones así, vos misma dijiste que ya no estábamos juntos y si es así yo hago lo que quiero. No me olvidé de todo lo que pasamos y vivimos, te sigo queriendo, pero tengo que seguir con mi vida."


"Tengo que seguir con mi vida" me dijo, entonces seguila conmigo y no con ella. Ese mismo día fui a la facultad y ahí estaba él, en el bufete, cuando me vio me llamo enseguida para que vaya a sentarme con él, fui.


Mauro:- Sentate por favor.

Yo:- No, dale decime lo que quieras decirme, tengo cosas que hacer... además no quiero ver a tu noviecita.

Mauro:- No seas pendeja.

Yo:- ¿Perdón? yo voy a dejar de ser pendeja, cuando vos dejes de ser un forro.

Mauro:- suspiro - Bueno, solo te quiero decir esto, no quiero pelear, hablemos bien. Encontrémonos en el estacionamiento, yo ya salí, si queres te espero y vamos después a hablar.

Yo:- Vamos ahora.

Mauro:- ¿Segura?

Yo:- Si, dale.


Nos fuimos al estacionamiento, subí a su auto y durante el viaje hablamos unos minutos, me dijo que todavía me amaba, que me quería y que Laura no era nada, que solo llenaba un vació que yo le había dejado. A pesar de que estaba enojada con él, me sentía a gusto con su compañía. Fuimos a un hotel. Ya en la habitación, me sacó la ropa y yo a él, nos besamos, nos acariciamos e hicimos una vez más el amor, estuvimos dos horas en aquella cama, en ese momento no hubo rencor, ni odio. Me amó, como lo hacía antes. Todo fue perfecto una vez más.

Cuando terminamos me senté en la cama y me acarició la espalda, junté mi ropa y me vestí, él hizo lo mismo. Salimos del lugar sin decir una sola palabra. Me subí a su auto y nos fuimos. Durante el viaje de regreso, puso su mano en mi pierna. Llegamos a la universidad otra vez, me baje y le di un beso. Me sonrió. Todo parecía como antes, pero en realidad ya no lo era. ¿Me había convertido en la otra? No lo sabía con exactitud, pero quizás podría conformarme con eso.

Amores UniversitariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora