Capítulo 18: Enamorarse de un perdedor

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"Te idealicé a mi lado en mis noches y días, y me aferré a la idea de que tu eras el amor de mi vida...

Hoy te pido perdón, perdón, perdón por haberte confiado sin dudar mi corazón, entregar mi alma a tus brazos, por confiar mi cuerpo en tus manos...

Perdón, perdón, perdón por crearme esta falsa historia de amor, y te pido perdón. Por haber esperado demasiado de un perdedor..."


A pesar de que trataba de dejar a Mauro atrás, parecía que el pasado no me quería soltar, no se quería despegar de mi.

Un día caluroso, de verano llamó a mi teléfono, las clases en la universidad ya habían terminado, por lo tanto ya no era tan común verlo a él. Me llamó, lo atendí y me dijo que se sentía mal por lo que había pasado la última vez que nos habíamos visto, que no había sido el mejor cierre. Acordamos encontrarnos al día siguiente, pero en su casa.

Me arreglé, me pinté, perfumé y fui hasta su casa, quería demostrarle que ahora que estaba sin él, estaba mejor que nunca. Llegué, ahí estaba otra vez, parada frente a esa puerta, por tocar el timbre como otras tantas veces hice. Toqué el timbre y escuché como abría la puerta, cuando lo vi, el corazón me latió tan fuerte como aquella vez que lo besé por primera vez. Me temblaban las piernas. Lo miré y estaba un poco más flaco con algo más de barba. Entre a la casa, miré para asegurarme de que no hubiera nadie, no quería otro mal momento, se dio cuenta y me dijo.


"Entra tranquila, no hay nadie... estamos nosotros dos nada más."


Nos sentamos en el comedor y hablamos sin parar, hablamos de todo, de lo bueno que pasamos juntos y también de lo malo, nos pedimos perdón por los errores cometidos de cada uno. Nos quedamos callados un rato, nos miramos y se acercó a mi, me agarró la cara y me besó. Siempre supo como hacerlo, como enamorarme, trate de no hacerlo pero el deseo fue más fuerte. No pude evitar llegar al cuarto. Con Mauro pasaba que él me besaba y sentía que todo el mundo se podía venir abajo, que nada más importaba, que me podía morir en ese momento, me era muy difícil decirle que no, teníamos mucha química y cuando estábamos cerca el uno del otro se notaba, se sentía.

Podía darle mi vida en ese instante, me entregaba a él con facilidad, claro... después pensé en Jac, pero cuando lo hice fue tarde.


Yo:- Que estúpida.

Mauro:- ¿Porqué?

Yo:- Estoy saliendo con alguien... no esta bien lo que hice.

Mauro:- Déjalo.

Yo:- ¿Qué?

Mauro:- Ya esta, empecemos otra vez de cero, sin errores, sin embarazos, abortos, celos, enojos... empecemos otra vez.

Yo:- No... no, para Mauro, de verdad.. para, porque me hiciste mierda vos.

Mauro:- Vos también me hiciste mierda, pero te sigo queriendo.

Yo:- No... a vos de mí te gusta esto -(haciendo referencia a coger)- no quiero seguir entregándome a una relación que no llega a nada.


Me salí de la cama, junté mis cosas y me fui. Salí de la casa, Mauro no era para mi y lo que había pasado había sido un error, nada más.

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