La madrastra | Ross Lynch

»Diecinueve.

Penúltimo Capítulo.

Ross Lynch. 

Bajé de mi camioneta rápidamente.

Paré en la puerta de la casa de __________.

Me despeine el cabello.

No se que me pasaba. Pero no podía estar sin ella ni un solo segundo sin ella.

Suspiré profundamente y me limite a tocar el timbre.

Nadie respondía. Volví a tocar el timbre.

Al poco rato sentí unos pasos acercándose a la puerta.

Pude ver como abría la puerta.

Sonreí.

Llevaba un bonito suéter, unos jeans, botas y unos guantes.

-¿Qué haces aquí Ross?

Me preguntó incomoda.

Fruncí el ceño, pero luego sonreí.

Me acerqué a ella tratando de darle un beso en los labios pero ella no me dejo.

-¿Qué querés?

Preguntó con una gran distancia hacia mí.

-¿Estás bien?

Ella negó con la cabeza, entro a su casa y se sentó en su sofá color blanco.

Hice el mismo acto que ella.

-¿Qué te pasa? Sabés que podés contar conmigo para lo que sea...

Pude notar como una lágrima corría por su mejilla.

-¡No!.- Gritó ella.- ¡¿Qué mierda te pasa a tí?!

Volvió a gritar.

Fruncí el ceño.

-¡Vienes a buscarme las veces que se te da la puta gana! ¡Sabés perfectamente que lo que estás haciendo esta mal, Ros! ¡¿Por que mierda no lo podés entender?!

Se paró del sofá.

Yo hice lo mismo pero la detuve agarrándola del brazo derecho.

-¿Podés decirme que carajos te pasa?

Pregunté ya algo molesto.

¿Acaso había hecho algo malo?

Un sollozo salió de sus labios, se zafó de mi agarre y se limpió las lágrimas que aún brotaban de sus ojos.

-¿Querés saber lo que me pasa?.- Preguntó con rencor.- ¡Tu padre me pidió matrimonio, eso es lo que me pasa!

Abrí los ojos como platos.

De un momento a otro trataba de contener mis lágrimas.

¿Ella... había dicho que si?

-¿ Cuándo?

-Ayer por la noche.

Me respondió cruzándose de brazos.

Suspiré frustradamente.

Despeine mi cabello.

-¿Qué le dijiste? ¿No aceptaste o...

-No acepte.

Respondió algo triste.

Una pequeña sonrisa se posó en mis labios.

Ella no había aceptado.