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MILO CONVERSABA CON LUNA DURANTE EL DESAYUNO, ambos sumidos en su plática e ignorando a toda la mesa Ravenclaw.
Los desayunos con Luna eran reconfortantes para Milo; el conversar o simplemente sentir la presencia de su amiga a su lado era hermoso, su día comenzaban de manera grata con aquella rubia soñadora que le alentaba en todo. Lamentablemente no siempre se podía desayunar junto a Luna, pues la chica acostumbraba a tardar mucho alistándose y llegaba tarde al desayuno, y no hacía falta decir que Milo era la persona más puntual en el mundo.
—¿Entonces terminaste estando con Harry el resto de tu estadía en la biblioteca? —preguntó Luna, según entendía bien lo que hablaba Milo.
—Mmm, no exactamente, solo estuve con él unos minutos —contestó tomando un poco de pastel con el tenedor—, pero sentí de lo más lindo ese poco tiempo —llevó el pedazo de pastel a su boca y masticó de lo más feliz.
—¡Eso es muy bueno, Milo! —chilló Luna—, cada día te acercas más a Harry. Si sigues así, podría ser tu amigo y en el mejor de los casos... —volteó a los lados asegurándose de que nadie escuchara— ¡Sería tu novio!
Milo negó con una sonrisa, a pesar de que la idea le encantaba en demasía, no creía que Harry Potter fuera alguien fácil de conquistar, así que tal vez su plan llevaría algún tiempo.
—No lo sé, Luna, Harry no parece fácil de conquistar —hizo una mueca—. Aún así, haré mi mayor esfuerzo por lograrlo.
La chica sonrió y aventó un beso al aire para Milo.
Ambos desayunaron en paz, y estando felices cómo siempre.
Cuando llegó el momento de dirigirse a sus clases destinadas del día, se despidieron con un abrazo y palabras de ayuda y buenos deseos al otro.
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EL DÍA TRANSCURRIÓ TRANQUILO, Milo y Luna ahora se encontraban disfrutando de la tarde en el campo de Quidditch. Ese día era entrenamiento del grupo de Ravenclaw, lo cuál amaban ver.
—Milo —el contrario prestó total atención a su amiga—, ¿por qué si te gusta tanto el Quidditch no presentaste solicitud para el equipo?
Milo pensaba, si bien tenía algunas razones, cómo el que no era nada bueno volando en escoba, la principal siempre fue y sería su padre; aquél hombre seguido de encargaba de ponerle el peso de ser el mejor siempre sobre los hombros y recordarle que nada debía ser más importante que el estudio y ser número uno.
—Quizás por mi padre, pero también soy malo volando así que no lo culparé del todo —dijo sin importancia.
—Ay, Milo, ¿Cuándo dejarás de hacerle caso a tu padre en ese aspecto? —preguntó la rubia.
—No es fácil, Luna, es mi padre después de todo —suspiró audiblemente, recargandose en el hombro de su amiga.
—¿Y tú madre?
—¿Ella? Bueno, es muy buena persona, pero cuando se trata de mi padre es demasiado tonta y sumisa —Milo cerró los ojos— Ya no hablemos de eso.
—Hablemos de que Potter se ve más cómodo contigo.
Y así siguieron su día, siendo solo Milo y Luna.
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DESDE FEBRERO NO ACTUALIZABA, PERDÓN. la escuela y la falta de inspiración me consumen (la segunda más que nada, la escuela muy poco).
