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LOS PARTIDOS DE QUIDDITCH ERAN LOS MÁS ESPERADOS por los alumnos en Hogwarts, todos con ánimos apoyando a su casa favorita, victoreando a gritos y con euforia recorriendo sus venas como si en verdad estuvieran viendo a un equipo profesional.
Para Milo era igual que el resto. El Quidditch le encantaba y claramente le era fiel a su casa, siempre llevando consigo una gran rivalidad contra la casa que fuera cuándo Ravenclaw jugaba.
En esta ocasión el partido era de Gryffindor y Hufflepuff, estaba más que claro hacia que casa iba dirigido el apoyo de Milo.
El desayuno en el Gran Comedor estuvo envuelto entre leones y tejones alardeando sobre el talento de cada equipo, tratando de sobrepasar al adversario. La mesa de Slytherin estaba llena de estudiantes con algún objeto amarillo en apoyo a Hufflepuff, eran contados los alumnos que apoyaban a Gryffindor en el partido.
—¿A quién apoyarás, Luna? —preguntó Milo, con curiosidad.
—Mmm, no debería apoyar a ninguno, recuerda que seré la comentarista y tendré que ser transparente y justa en mis comentarios, Milo —le recordó, tomando un poco de su zumo de naranja.
—Y si no fueras comentarista, ¿a quién? —siguió insistiendo Clarke.
—¡Deja de insistir! No te lo diré —Luna siguió con postura firme, a lo que Milo hizo gesto de que ya no diría nada.
A lo lejos, Harry Potter se acercaba a Milo, dispuesto a que el chico le deseara suerte antes del partido.
Milo sintió unas manos en sus hombros y volteó con miedo, tranquilizándose al instante al ver que era Harry. Hizo un espacio a su lado, donde Harry se sentó.
—¿A quién apoyarás hoy durante el partido, Milo? —preguntó Harry con una enorme curiosidad fingida, pues años anteriores había visto a Clarke apoyando a Gryffindor.
—Mmm, a Hufflepuff, últimamente Smith ha puesto mucho empeño en su equipo —respondió con diversión, contemplando la cara de ofensa de Harry—. Es mentira, tontito, sabes perfectamente que mi apoyo es a los leones.
Harry sonrió con alivio y abrazó por los hombros a Milo.
—Bueno, esperaba que pudieras usar esto en muestra de apoyo —Harry le tendió su corbata de Gryffindor y un collar—. Se verán muy bien en ti, Milo.
Milo se sonrojó, pero aún así reemplazó su corbata por la roja, y Harry le ayudó a colocar el collar junto al de los Nargles que le regaló Luna hacía unos años.
