Capítulo 3 (Chateau)

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Había salido disparada de trabajar a las doce de la mañana, apenas pude llevarme un poco de arroz a la boca para comer y mi cuerpo inconscientemente estaba plagado de nervios. El concierto no empezaba hasta las nueve de la noche y yo tenía casi una hora de camino en coche, por ello a las tres ya estaba duchada, a las cinco estaba decidiendo si era mejor optar por unos pantalones de pinza o una falda larga plisada. A las seis ya estaba maquillada y ordenando mi bolso, me había acabado decidiendo por un vaquero azul de pata ancha, unos botines altos de tacón cuadrado y un body lencero de color rojo vino, me perfumé hasta el escote y saqué del armario una sudadera por si acaso refrescaba más tarde. Dejé los cuencos de mi gato llenos y le acaricié el lomo antes de apagar todas las luces de la casa y bajar de esta para ir al parking, la radio se encendió y The Marias hizo su aparición, después de programar el gps hasta Sofar solté un suspiro de "vamos a ello".
El trayecto no fue nada engorroso y encontré el local sin problema alguno, al entrar di varias vistas antes de verle envuelto en cables cerca del no muy alto escenario.

— Hola Joe — le sonreí soltando un suspiro —.

— ¡Billie! — se giró a mirarme — Llegas diez minutos antes —.

— Uno de los dos debe ser puntual — hice una mueca y le guiñé —.

— Puedes sentarte dónde quieras — sonrió — Pídete algo para beber y estoy contigo en cuanto acabe el concierto — me dedicó una vista desde la cabeza a los pies y me sonrió de nuevo —.

Yo asentí con una sonrisa y me alejé despacito de él, iba completamente de blanco y volvía a oler amaderado dulzón, las Gazelle que llevaba en los pies de color negro era lo único que desentonaba junto al cinturón. Me senté bastante cerca y le pedí al camarero un agua con gas y limón, le mandé una foto a Athena del escenario e intenté asimilar lo que estaba pasando.

Estaba en un local de Queens, a una hora de camino a mi casa, invitada por un chico al que había visto tan solo una vez pero me daba tan buena vibra que había aceptado. De locos, o probablemente cualquier chica hubiera hecho lo mismo que yo, sí.

— Bienvenidos — carraspeó uno de sus compañeros al micrófono — Nosotros somos Post Animal y esto es Alabaster — sonrió antes de dar la señal de salida —.

Era un sonido psicodélico, se te metía por una oreja y te salía por la otra dejando a todas tus neuronas en movimiento, Joe tocaba la guitarra y mientras usaba una púa tenía otra sujetándola entre sus dientes. Tocaron unos cinco o seis temas antes de que éste pasase al micrófono y sonriera, así como el sonríe.

— Mis colegas van a dejar que toque uno de los temas que he compuesto yo solito — se giró a mirarles antes de volver al público — Así que voy a deleitaros... Espero — se rió y un par de personas más — Con Chateau —.

Sonreí apuntando mi cámara hacia él, empezó lento, de nuevo una psicodelia mezclada con un indie rock, su voz era fina, calmada, envolvente.

— I turn back the time, i'm at the chateau and i feel alright — me miró —.

Entonces yo me sentí como si el mismísimo Harry Styles me hubiese mirado en mi primer concierto de One Direction cuando tenía diecisiete años, sentí mis mejillas arder y dejé de grabar antes de darle un trago al agua, Athena me había contestado.

"Mira qué culo! Pásalo bien y dale muchos besitos xoxo"

Joe apenas acabó bajó del escenario y yo le asentí con la cabeza, se acercó a apretarme el hombro y le pidió una jarra de cerveza al camarero.

— ¿Cómo estás? ¿Te ha gustado? —.

— Rollo psicodélico, envolvente... Me ha gustado — sonreí —.

— Me alegra mucho que hayas venido, supongo que no podía solo dejar que supieses la parte en la que llevo a la gente a sus destinos, esta es muchísimo mejor — sonrió —.

— En la que eres una estrella del rock — dije haciéndome la fascinada —.

— Y por casualidad conozco a una chica guapísima a la que invito a uno de mis conciertos con intención de que venga a muchos más — me sonrió —.

Yo solo le sonreí de vuelta, sin saber qué decir.

Chateau x Joe KeeryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora