Capítulo 1.

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Londres, 16 de febrero del 2020

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Londres, 16 de febrero del 2020.

Me siento en las nubes, el placer me tiene embriagada de deseo, sintiendo el vaivén de nuestros cuerpos, la presión crece y se hace más fuerte en mi centro, estoy casi explotando y juguetea con mi clítoris, acelera cada vez más sus embestidas, gimo fuerte, cierro los ojos y me dejo llevar por las sensaciones, lo escucho reír, empiezo a moverme más rápido, siento bajar por mi espalda varias gotas de sudor, el nudo se va construyendo en mi centro y estallo.

—Oh Dios —Susurro jadeando mientras me vengo.

—Dios no, di mi nombre —Exige mientras sale de mí.

—Ni siquiera sé cómo te llamas —Me burlo mirándolo directamente a los ojos.

—No juegues así conmigo Gianna.

Respirando agitadamente, me muevo en la cama incorporándome lentamente, fue una agradable y placentera rutina de sexo, pero me tengo que largar. Me tiemblan las piernas, necesito asearme y salir de aquí. Busco mi ropa y me dirijo al baño. Y él se queda observando mi cuerpo desnudo y acerca a mí para darme un beso, lo miro de reojos y anticipando su movimiento me echo a un lado.

—Tú sabes la regla, no besos en la boca —Le doy una mirada tajante.

—Pensé que a esta altura del juego ya eliminarías esa regla estúpida. Somos pareja, tenemos sexo, pasamos rato juntos.

Lo miro atónita, empiezo a reír por la estupidez que acaba de decir. Pareja dice, por Dios, ¿Qué se fumó?

—Jason, solo eres el chico con el que tengo sexo casual, solo eres un puto pasatiempo —Suelto ariscamente y acercándome cada vez más a donde él esta —. Te lo dije, que no quería tener una relación con nadie, solo quería follar cuándo quiera, dónde quiera y a la hora que quiera y tú estuviste de acuerdo, solo falta que me digas que estás enamorado de mí.

—Gianna, yo estoy...

—Ay no, no sigas, que pereza—Comienzo a ponerme la ropa, necesito salir de aquí —. Sabes qué, esta es la última vez que nos vemos, no sabes seguir las reglas, no respetas mis límites, yo te hable claro desde el inicio, allá tú si te enamoraste, esos son tus problemas. Yo puedo conseguirme otro en segundos.

Puede que suene algo arrogante o insensible de mi parte lo que le acabo de decir, pero teníamos un acuerdo, solo tenemos sexo casual y ya, cada uno vive su vida normal, sin compromisos, ni siquiera somos exclusivos. No quiero una relación y mucho menos con él.

Me apresuro a llegar a la puerta del hotel, lo escucho detrás de mí caminando rápido y pidiéndome que no me vaya. Este idiota que se cree, ni para seguir una puta regla sirven los hombres.

Mi teléfono suena en la cartera, es una llamada entrante de mi papá. Diablos, ¿Cómo se me pudo olvidar la cena? entro deprisa en el ascensor y respondo la llamada.

Obsesión Peligrosa ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora