Capítulo 21.

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Llegue ¿Y ustedes?

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Llegue ¿Y ustedes?

Londres, 12 de abril del 2020

POV. Damon.

Hace una semana que no veo a Gianna y me estoy muriendo de ganas por verla, sé que hoy es la exposición de sus pinturas, la escuche por días hablarme de lo nerviosa que estaba y que tenía miedo de que a nadie le gustará su arte, pero conociéndola, sé que es de las mejores, ella es muy dedicada, apasionada y decidida, le pone su toque a lo que sea que haga.

Estoy retrasado por una hora, el tráfico no me ayuda, parece que todos decidieron salir hoy, piso el acelerador y verifico la hora en mi reloj, suelto un suspiro y pongo música para relajarme, reviso mi teléfono esperando que se ponga en verde el semáforo, estoy a veinte minutos de lugar, el sol ya se escondió, la luna esta resplandeciente, los minutos van pasando y avanzó.

Llego a la entrada de la galería, hay muchos autos esperando al valet parking, cuando llega mi turno, le doy las llaves, me arreglo el saco, miro la hora en mi reloj y camino hacia la entrada, el lugar esta abarrotado de personas, comienzo a buscar a Gianna y voy viendo las pinturas y esculturas de algunos de sus compañeros, mi teléfono suena y cojo la llamada.

—¿Qué paso?

—Ya está hecho señor.

—Bien.

Cuelgo y sigo dando vueltas por la galería, una camarera se acerca a mí con una bandeja llena de copas de champagne y me brinda una, trata de entablar una conversación conmigo, pero cuando ve que la ignoro sigue su camino, me doy un trago y sigo caminando, no lo voy a negar, me gusta el arte, uno de mis pasatiempos favoritos cuando estoy en Italia es visitar galerías de arte y más cuando son de artistas pequeños y pocos reconocidos, gasto más dinero comprando esculturas o pinturas.

Ahora mismo estoy parado en frente de una pintura que me tiene pensando que representa, hay muchas caras en una sola, con diferentes emociones plasmadas, da una sensación extraña al mirarla, pero una sensación de la buena, la pintura se llama la cara de la vida, un buen nombre, va acorde con lo que quiso transmitir el autor, cruzo mis brazos y me acerco a otra pintura.

—¿Te gusta? —escucho una voz femenina detrás de mí, pero no me doy la vuelta, se pone a la par conmigo y la miro por encima de mi hombro —, la hice yo, me salió tan fácil y según los críticos es una de las mejores, por no decir que es la mejor —demasiada arrogancia, en un cuerpo tan pequeño, quizás sea por eso que no crece.

—Está interesante.

—Italiano, como me gustan —suelta una risita coqueta —. ¿Qué te trae por aquí?

—Me gusta apreciar el arte.

—Es bueno saber que todavía hay hombres que tienen buen gusto —escucho a un grupo de chicas riéndose de manera escandalosa y creo que Gianna está por ahí —. Me llamo...

Obsesión Peligrosa ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora