1- El Piso 10

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Por las calles de National City.

—Aún no entiendo por qué tenemos que hacer esto —Samantha Arias caminaba las calles de National City cruzada de brazos y con una postura que decía a gritos "AL PRIMERO QUE SE CRUCE POR MI CAMINO LE TOCAN TODOS LOS NÚMEROS PARA LA RIFA DE LA MEJOR PATADA EN EL TRASERO DEL UNIVERSO".

—Ya te lo he explicado millones de veces, Sam, mi padre cree que es mejor mantener el perfil bajo por unos meses y tiene razón —le explicaba pacientemente su mejor amiga.

Al contrario de Samantha, Lena Luthor, caminaba las calles de National City sin necesidad de atropellar a nadie. La pelinegra sabía que tenía a esta ciudad en la palma de su mano y que no hacía falta ningún esfuerzo para mantenerlo así. Tan solo con la más insignificante de sus miradas, podía hacer que el señor que vende panchos en esa esquina perdiera su empleo. O que la mujer que ahora limpiaba los vidrios de su pequeña tienda de cupcakes mientras tarareaba una insulsa canción de Taylor... ¿Cómo era el apellido de esa cantante? ¿El mismo que compartía con la marca de Hamburguesas?. En fin, con un solo llamado, Lena Luthor podía hacer que antes de que esa mujer terminara de tararear su negoció pasara de dueño sin darle oportunidad alguna. No podía evitarlo, tenía un don para los negocios y lo sabía.

—Pues para tu padre es fácil decirlo porque él vive en una mansión en Metrópolis llena de gente para servirlo, con una pileta en su enorme jardín y lleno de comodidades para relajar su viejo trasero mientras tu madre se hace su quinto masaje del día con esos chongos musculosos que le gusta que la manoseen —siguió quejándose la chica—. En cambio, nosotras llevamos toda la mañana perdida tratando de buscar un insulso departamento para vivir —agregó.

—Sam... —Lena iba a intentar calmarla de nuevo.

—Sam nada —la interrumpió la chica frenándose en la calle para enfrentar a su amiga—. Somos millonarias, Lena —dijo con furia—. Que digo millonarias, somos multimillonarias —lo dijo con más furia aún—. Si quisiéramos podríamos comprarnos un edificio para cada una en la más lujosa de estas calles —revoleaba los brazos señalando cualquiera que le sirviera para apoyar su punto.

—Si hiciéramos eso, tendríamos la prensa en nuestros talones antes de que alcanzaras a tener sexo con Alexandra en cada rincón de ese edificio, Samantha, alertaríamos a la competencia y todos nuestros negocios se irían a la mierda. Todo el esfuerzo, toda la investigación que hicimos y todo lo invertido hasta el momento se echaría a perder también —respondió Lena sin perder la calma—. Además... —siguió antes de que su amiga la interrumpiera—. Si no me equivoco fue idea tuya que nos mudáramos a esta ciudad para ganar nuevos mercados y si eso es lo que quieres, es mejor hacerle caso a papá y buscar un departamento en el cual pareciera que no viven las dos dueñas multimillonarias de Luthor-Arias Inversiones —le dijo nombrando a su compañía para luego seguir su caminata dando por finalizada esa conversación.

Samantha se quedó pensando con el ceño fruncido y apenas se dio cuenta de que Lena había avanzado demasiado, apresuró el paso para seguirla—. ¿Al menos podemos Jacuzzi? —preguntó habiendo recapacitado.

—Una vez que consigamos el departamento puedes hacer lo que te plazca —le dijo la empresaria—. Pero recuerda que es una situación de pocos meses —puntualizó—. Una vez que sepan que estamos ganando terreno en esta ciudad, adiós, pobreza —dijo—. Tú te puedes ir a vivir con Alexandra o con quien quieras y yo con Jack —definió.

—Claro, si tu novio se decide venir a vivir contigo— retruco la chica riendo maliciosamente—. Tú sabes cómo le cuesta a Jack dejar a las prostitutas de Metrópolis —agregó esperando despertar la ira de Lena Luthor, después de todo alguien tenía que pagar por lo que ella estaba viviendo.

No Soy Para Ti (Adaptación Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora