❝ 𝗦𝗘𝗩𝗘𝗡 𝗜𝗜 ❞ ───, 𝗐𝗂𝗅𝗅 𝖻𝗒𝖾𝗋𝗌.

CHAPTER IV

↳ 𝗜 𝗔𝗠 𝗦𝗢𝗥𝗥𝗬...
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    𝗆𝖾𝗂 𝗈𝗐𝖾𝗇𝗌.

Tuve que quedarme despierta toda la noche para ordenar mi habitación y hacer el afiche que hoy presentaría en la clase de la profesora Alice. "Un héroe que nos represente."
¿Qué es un héroe? Ni la mínima idea de cómo presentar un héroe en la clase, es decir, ningún héroe americano me representa...
Pero si tuve un héroe ruso.

Hoy no pude escribir en mi diario por dos cosas; uno, la mesa explotó y dos, me quitaron el diario. Así que solo me me vestí y salí de mi habitación con el afiche bajo el brazo y la mochila colgada a mi espalda.

—Buenos días, cariño. —Dijo Cathy, como siempre.

Por mi parte solo pasé al baño para asearme y luego de unos minutos salir.

—Esperaré a Sylas fuera. —Murmuré.

En todo momento miré mis zapatos, ni siquiera fui capaz mantener mi cabeza elevada y aceptar alguna consecuencia que venga de ella, aunque... Ella jamás me regañó, al menos nunca sentí eso desde que llevo aquí estos meses.

—Lo siento cariño, pero Sylas no podrá recogerte hoy... Así que tendrás que ir caminando. —Dijo mientras lavaba los platos.

¿¡Qué!? Pronto sería la hora de entrada, ir caminando hasta el instituto me llevaría unos veinticinco minutos, más diez minutos de orientación y posibles diez minutos de leer un mapa (si es que siquiera podía hacer eso)

—¿Sam no puede llevarme? —Pregunté.

—No, mi cielo... Como sabes, Sam sale temprano de casa y hasta la tarde no vuelve. —Explicó.

La vasija de hierro que estaba sobre el fuego de la cocina había comenzado a hervir, se podía oír ese horrible sonido que producía cuando el agua se hervía de más, aún así, Cathy continuó preparando un sándwich de mermelada.

—Señora Owens, el agua... —Susurré.

—Debe ser difícil para ti, Seven... —

¿Seven? Ella jamás me llamó así.

—Debe ser difícil dejar todo y comenzar de nuevo aquí, con gente extraña que ni siquiera sabes lo que hacen... —Rió.

—¿Señora Owens? —

El ruido de la pava chillar me estaba poniendo los pelos de punta, de pronto una campanada se escuchó a mi espalda.

—Mayday, debe ser difícil estar lejos de casa. —Ahora la voz de Cathy era... Extraña. Distorsionada.

La visión, pero... No entendía qué era o por qué era.
Quise girar para entender qué estaba pasando.

—¡Mei, despierta! —

De pronto abrí los ojos, dejé caer el afiche que tenía en mi mano y sentí cómo mis piernas comenzaron a fallar. El doctor Wood me sostuvo por los hombros en todo momento, tal vez era mi paranoia pero se notaba preocupado.

—¿Qué pasó...? —Pregunté.

Sylas suspiró y como siempre chequeo que todo en mí estuviese bien. "Sigue mi dedo. Dime el año en el que estamos. Cómo te sientes. Dime el lugar donde te encuentras ahora."

—Estoy bien, pudo haber sido una visión y ya. —Me excusé.

—Mei, hace meses no tienes visiones... —Sylas miró a Cathy quien estaba al teléfono con Sam del otro lado.