❝ 𝗦𝗘𝗩𝗘𝗡 𝗜𝗜 ❞ ───, 𝗐𝗂𝗅𝗅 𝖻𝗒𝖾𝗋𝗌.

CHAPTER II

↳ 𝗦𝗢𝗠𝗘𝗧𝗛𝗜𝗡𝗚 𝗜𝗦 𝗪𝗥𝗢𝗡𝗚.

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—¡Vamos jóvenes! Hemos hecho esto todo el semestre y nadie ha podido ganarle a Mei. —Gritó el profesor de atletismo.

La primera vez que llegué a la clase de atletismo y vi la cancha de 400 metros no creí que duraría ni una vuelta completa, pero a veces uno se sorprende más de lo que imagina. Muchas veces me preguntaba si las personas que van a clases extras siquiera le ponen entusiasmo, digo, ni siquiera pongo esfuerzo a la hora de correr, siempre intento ir lo más lento que puedo para que otro logre al fin pasarme, pero ni ellos son capaces de esforzarse.
El silbato sonó con fuerza y en un grito de felicidad me aturdió. Todos se juntaron en el centro, incluyéndome.

—Owens, brillante como siempre. En cuanto a ustedes pequeños holgazanes, quiero que den dos vueltas completa a esa cancha ¡Y nada de caminar! —Resonó el silbato.

Odiaba las miradas sobre mí, nunca me gustó que me miraran por mucho tiempo.

—¿Quiere que corra también? Puedo hacerlo, tengo energías aún. —Sonreí.

—Sé que las tienes, pero tú ya estás libre por hoy. Ve a cambiarte. —El profesor palmeó mi hombro y volvió a dar su clase.

Solo mantuve la sonrisa por un tiempo mientras trataba de recuperar el aliento, lo cierto era que correr a un ritmo que no estaba acostumbrada no era tarea fácil mucho menos si hace seis meses te dispararon en el pecho. Sylas dice que mi herida cicatrizó por completo, pero que muchos pacientes suelen sentir dolores o palpitaciones donde le dispararon, dice que no es significado de una herida mal curada, sino de una reacción cerebral del cuerpo.

Lo malo de las clases era lo poco que duraban, en menos de treinta minutos todos saldrían corriendo de los salones como ratas en busca del queso que tenían servido en bandeja de plata, tomarían sus cosas y luego desaparecerían; lo bueno de salir antes es que podía recoger mis cosas sin una manada eufórica sobre mí.

—Seven... —

Mis pies frenaron inmediatamente cuando escuché ese nombre, mi nombre pero... Nadie sabía que me llamaba de esa forma aquí.

Mal presentimiento.

Estuve a punto de girarme, pero el oír mi nombre desde el frente me asusté.

—¡Señorita Owens! —

La directora puso sus manos sobre mis hombros luego de repetir ese apellido, por culpa del susto un pequeño dolor apareció en mi pecho pero traté de no ser tan obvia.

—¿Si...? —

—A mi oficina. —Suspiró.

Sabía lo que se venía, lo que siempre se venía. Había colgado bien la mochila a mi hombro y la seguí hasta su despacho, su aburrido y poco colorido despacho, estaba segura que si me daba una brocha yo misma dejaría como nuevo ese lugar.

—¿Sabe por qué la llamé? —Preguntó.

—Si, suele llamarme todos lo días por lo mismo. —Respondí y sin ánimos me senté.