Miss Americana & the Heartbreak Prince

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|Advertencia: humor retorcido, mal vocabulario y escenas fuertes. No apto para menores de edad|

|It's you and me

There's nothing like this

Miss Americana and The Heartbreak Prince (okay)

We're so sad, we paint the town blue

Voted most likely to run away with you|


Notó el olor que quedaba después de la lluvia mientras se ocultaba entre el follaje del bosque. Desde pequeño amaba jugar entre ellos e imaginar que era alguna clase de aventura fantástica que le tocaba vivir.

Él consideraba que es la mejor parte de ser adulto. 

Podrías continuar con aquellos juegos mientras lo hagas socialmente aceptable y ese era el secreto de volverse un héroe: podrías ponerte un traje, conseguir armas, un arco, variedad de cuchillos, conducir a dónde quieras y matar a aquellos que solo existen para hacer daño.

Era sencillo.

Solo eras un niño grande que no tenía que seguir las órdenes de nadie.

Recargó la rodilla sobre la tierra negra y húmeda, levantó el visor rojo y se acercó a la mirilla del rifle para ver a lo lejos.

—Despejado —guardó silencio por un largo rato... hasta que se aburrió.

Se levantó, abrió el comunicador:

—¿Por qué dicen que hacemos esto? —se aclaró la garganta y se alejó del rifle.

—Porque esa gente es peligrosa. Recuerda que solo estamos investigando —la voz al otro lado sonaba tan tranquila y distante.

—Entiendo, pero ¿Por qué tengo que estar aquí?

—Porque si algo sale mal, tú puedes dejarlos inconscientes.

—Si son malos, ¿Por qué no puedo matarlos y ya?

—Porque solo es gente inocente. Ellos no son el objetivo, solo fueron contratados para cuidar el cargamento.

—Entiendo —Vigilante sonaba conforme —. ¿Se supone que eso está bien? ¿No? aunque estamos ignorando el hecho de que han cometidos crímenes. Lo justo sería...

—¡Nadie va a matar a nadie! —la amenaza de Harcourt sonó al otro lado del comunicador.

—Bien —gruñó molesto—. Entiendo. Eso no quita que estoy aburrido. Si no voy a matar a nadie, ¿A que carajos vengo?

—Porque es nuestro trabajo —se escuchó la voz de John —cuando terminemos aquí, pueden ir a casa.

—Vij, después de esto deberíamos ir al bar de la vez pasada —habló Peacemaker desde el lado contrario del lugar.

—¡Cuenten conmigo! —John se apuntó.

—¿En serio no te da miedo salir con eso dos? —Adebayo susurraba hacia el rostro de John iluminado por esas luces frías de las pantallas.

—No. Son divertidos. Una vez los vi pelear con cuchillos, fue una dura contienda. Nadie ganó realmente... ese par de idiotas, terminaron con puntadas en las palmas de las manos —Jhon dijo sonriendo y con la mirada aún clavada en la pantalla del ordenador, Emilia le gruñó —. Aunque si Adrian toma demasiado nunca hay que dejarlo escuchar Taylor Swift —se separó de la pantalla para ver a Harcourt y Adebayo —se pone... demasiado extraño.

SempiternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora