CAP 7

136 17 4
                                    

Los días pasaron. El soldado Huening Kai se encargaba de alimentar al preso quien extrañamente solo comía lechugas y tomaba agua, no aceptaba nada más.

Entretanto el rey simplemente había decidido encerrarse en su alcoba sin probar bocado y sin poder dormir, pensando solamente en el preso que había dejado en el calabozo.

—Soobin, Soobin, Soobin ¿Qué me has hecho y quién demonios eres en realidad? —se decía el monarca paseandose de un lado a otro.

~~~

—¿Por qué el rey no me ha venido a ver? —decía el preso a Huening Kai mientras éste le daba su respectivo alimento mientras aún se encontraba encadenado, aunque en una posición menos incómoda.

—¿Qué? ¿Acaso lo extrañas? ¿Extrañas que te maltrate?

—No exactamente, extraño su presencia, además su espalda... ¿Está mejor?

—Debo admitir que cada día me sorprendes más ¿De verdad te estás preocupando por el hombre que te hizo tanto daño? ¿Acaso eres Dios para ser tan benevolente?

—Oh no, para nada, nunca podría ser él.

—Lo dices como si lo conocieras.

—Señor, estoy preguntando por su Majestad, por favor no desvíe el tema.

—Si tanto te preocupa te lo diré, él se encuentra bien de su espalda, aunque por alguna extraña razón no duerme ni come, así que no se encuentra del todo bien.

—¿No come? ¿Por qué?

—No lo sabemos, últimamente ha actuado muy extraño.

—Quisiera verlo.

—¿Crees que el rey está a tu disposición? No te sientas tan importante.

—¿Por qué en ese entonces no ataste mis cadenas lo suficientemente fuerte? Por eso se cayeron y yo fui liberado.

—No lo sé, no quería lastimarte.

—Pero no entiendo porque lo hiciste.

—¿Sabes qué? Hablas demasiado, ya fue suficiente —el soldado arrebató su comida dejando a su lado solo un vaso de agua y se dirigió a la salida sin decir más.

A los pocos minutos alguien más entró a la estancia.

—Choi Soobin —Era el rey.

—Majestad —el chico se levantó como pudo e hizo una ligera reverencia pues las cadenas le impedían inclinarse del todo.

—¿Acaso no me odias? —dijo de la nada el monarca acercándose poco a poco al preso.

—¿Odiarlo? No señor, ¿Cómo podría odiarlo?

—¿Y por qué no? Te encadene, te golpeé y luego te abandoné ¿No sientes ni siquiera desprecio por mí?

—Claro que no alteza, eso nunca.

—Dime la verdad —dijo Yeonjun plantandose frente a frente del chico.

Éste nunca desvío la mirada.

—Esa es la verdad señor, nunca lo odié.

El rey tragó saliva, sintiéndose de pronto inhibido por contemplar aquellos grandes ojos brillantes que no se apartaban de él. La hermosura del chico era demasiado irreal, como la de un Narciso reencarnado.

—¿Por qué? —dijo entonces el rey.

—Porque mi destino en este mundo es amarlo por sobre todas las cosas, así son las cosas, es parte de mi destino, un inevitable suceso que no puedo cambiar.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
~Eʟ Rᴇʏ Sᴀ́ᴅɪᴄᴏ (ʸᵉᵒⁿᵇⁱⁿ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora