MinBus (Minerva McGonagall X Albus Dumbledore)

Parte 5: ¿Suerte?

La P.P.P.P (P*ta Pinche y Perra de Pince) se levantó del suelo agarrándose del cuello de Arakne (de paso le dejó un moratón), y nos miró, otra vez, como si quisiera asesinarnos (conociéndola era totalmente capaz de hacerlo).

Apuró el paso todavía más, y nos metió aún más prisa que antes.

Ya sé que en estos casos, a nadie se le ocurriría echar de menos un bocadillo de queso por mucho que este se hubiera quedado solito y desamparado en mitad de la biblioteca, pero ¿qué quieren?, estaba buenísimo. Y para colmo, va la doña PPPP ¡y me lo quita!.

Bueno, ya se va a enterar esta señora cuando se lo diga a mis amigos... ¡Le vamos a montar una!...

Volviendo al tema principal (les prometo que luego les hago una descripción con pelos y señales de mis friends, pero ahora se viene una...), llegamos al despacho del director, y Pince seguía sin haberse dado cuenta de nada.

PPPP tocó la puerta del despacho (apurada, como siempre), pero no de encontró respuesta alguna proveniente de dentro.

Arakne estaba susurrando algo a la pared...
Y milésimas de segundo más tarde, se oyó una de las caídas en cadena de yelmos que solo pueden haber sido provocadas por cierto Peeves.

Jope, qué bien me cae a veces ese poltergeist. A veces en un mataperros, pero otras se deja sobornar y te salva el pellejo.
Probablemente era lo que estaba haciendo Arakne: chantajeandolo.

Menos mal que tengo una prima maravillosa Ravenclaw. Esta chica sabe atacar perfectamente los puntos débiles de todo el mundo. Y eso, mientras no sea a ti, es lo mejor que te puede pasar. Se los aseguro.

A ver con qué habrá sobornado a Peeves... La última vez nos gastamos toda nuestra paga para comprarle una caja de bombas fétidas de las buenas (el castillo estuvo apestando durante tres semanas enteras).

La señora Pince se sobresaltó, y, aprovechando la excusa, se fue a buscar a Filch.
No se si lo saben, pero está en boca de todos que esos dos se gustan... Cuando hablas mal de Filch en la biblioteca, Pince no te deja volver a entrar durante dos meses, y cuando hablas mal de Pince delante de Filch, ¡prepárate!, porque el tipo te coge manía...

Nos quedamos Arakne y yo solas delante de la puerta, nos miramos, y echamos a correr como si nos persiguiera el mismísimo diablo.

Giramos a un pasillo que daba a la derecha, y nos topamos de pronto con...
¡¿Dumbledore?!

No podía ser. Huyendo de las brasas terminamos en el fuego.

Obviamente, el director se dio cuenta de que algo ocurría...
Así que...

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