Capítulo II

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Jueves 11:00 p.m

Lo que estaba presenciando no me lo podía creer, en un momento estaba acostada en mi habitación esperando dormir cómodamente hasta el otro día y ahora me encuentro hecha un mar de lágrimas viendo como mi padre carga con el cuerpo inerte de mi madre.

Como sucedió todo, no se explicarlo, fue tan rápido y sin sentido alguno, que todavía me cuesta creer que sea real. Trato de despertarme pensando que era solo un mal sueño, pero no, es la realidad.

10:30 p.m

Sophia está acomodando sus materiales escolares y de repente me pregunta que si había escuchado algún ruido.

-Creo fue en el piso de abajo ,deberíamos llamar a papá. --le respondo yo--

Las dos salimos rápidamente de nuestra habitación y nos dirigimos hacia la de nuestros padres, tocamos y sin esperar que abrieran la puerta, entramos, le contamos todo tan rápido a nuestro padre que ni siquiera nos damos cuenta de que mamá no se encontraba allí. Papá sale a paso rápido y baja las escaleras, no sin antes decirnos que nos quedáramos encerradas en su cuarto. Luego de eso, sentimos varios ruidos y un disparo, consiguiendo solo asustarnos más, pero aún así tuvimos la valentía de bajar al primer piso y ahí fue cuando todo se detuvo.

Mi madre se encontraba tendida en los brazos de papá ,mientras él le presionaba fuertemente el torzo haciendo un vano intento de que no saliera más sangre de la que ya había derramada en todo el piso de la sala. Todo era confuso, ¿quién había sido?, ¿dónde estaba?, ¿qué hacía aquí? y ¿por qué pasó todo esto?, era lo único que daba vueltas en mi cabeza. Miré a Sophia que estaba a un par de pasos de mi, estaba tan pálida y asustada que puedo afirmar que ni un solo músculo se le movía.

Papá no dejaba de intentar reanimar a nuestra madre mientras gruesas lágrimas brotaban de sus ojos, de repente vimos que los de mi madre se abrían lentamente casi sin fuerzas, ya sin ese brillo característico que los hacía únicos. De su boca solo salieron dos palabras como murmullos, que quedarían grabadas en nuestras mentes por el resto de la vida.

-Los amo.

Y sin más, dejó salir su último suspiro. No podía ser, mi madre ahora estaba muerta, no sabía que hacer ni que decir, mi padre seguía haciendo intentos de que dijera otra palabra o pudiera luchar para seguir viva, pero era imposible. En un grito desgarrador, me dijo que no me quedara paralizada, que llamara a una ambulancia, a la policía, que mi madre aguantaría y se quedaría junto a nosotros. Yo era la única consciente de la realidad, me acerqué a él y lo abracé de lado.

-Ya se fue papá, no hay nada más que hacer.

Le quería dar ánimos pero sin haber terminado la última palabra, mi padre comenzó a llorar y luego le siguió Sophia, yo no sabía que hacer, hicelo que mi padre me había dicho, llamé a la policía para reportar lo ocurrido.

Allí nos quedamos alrededor de la escena, observando el cuerpo que yacía ya sin vida a poca distancia, sin emitir una sola palabra, reinaba el silencio hasta que dos horas más tarde se rompió con el sonido de la sirena anunciando la llegada de la patrulla para recoger su cadáver e investigar como sucedieron los hechos,  debíamos hablar, decir lo que pasó, pero solo estaríamos reviviendo el dolor. Ya no se podía hacer nada para traerla de vuelta a la vida, todo lo que hiciéramos sería en vano.

El único que sabía todo, era mi padre y cuando el policía a cargo del caso se dirigió a él, sentí que mi cuerpo se helaba desde la punta de mis dedos de los pies hasta el último pelo de mi cabeza. Quería saber qué había pasado, aún sabiendo las consecuencias y sin importarme que eso provocara un terrible dolor en lo profundo de mi ser. Mi papá no se negó y empezó a hablar.

-Estábamos acurrucados en la cama hablando sobre nuestro día y planeando lo que haríamos para el cumpleaños de nuestra hija mayor, cuando Hanna me dijo que tenía iba a la cocina a tomar un vaso de agua antes de dormir. Unos minutos después llegan mis dos hijas asustadas contándome que habían escuchado unos ruidos extraños que provenían del primer piso. Al bajar las escaleras...me encontré a ella, estaba tratando de pelear con un hombre, era unos 20 centímetros más alto que mi esposa, llevaba puesto un pasa montañas y vestido de negro hasta sus zapatos. Cuando me vio, la agarró del cuello por detrás y le apuntó con la pistola en la sien. El alma se me fue del cuerpo, estaba corriendo peligro y yo no podía hacer na... nada, no pude hacer nada.

Mi padre trataba de controlar las lágrimas y suspiros que casi no lo dejaban hablar, estaba sacando fuerzas de donde no las tenía para seguir con su declaración.

-Y que hizo en ese momento Sr.Adrich? --le preguntó el oficial de policía--

-El asesino me dijo que si daba otro paso le iba a estallar la cabeza y solo me quedó como opción estar quieto. Hubo un momento en el que él la empujó para salir corriendo y ella cayó sobre mi, logrando hacer que me tambaleara un poco. Trataba de huir y no quería eso, pero al dar el primer paso hacia él, solo conseguí que disparara en mi dirección ,pero.... --tomó un hondo suspiro-- Hanna se puso en medio y lo recibió por mi.

Al terminar eso no habló nada más, solo les dijo a los policías que nosotras no vimos nada y que no le interesaba seguir con la investigación, lo que dio fin supuestamente a este horrible momento, sin embargo para mi solo empezaba, no me iba a quedar de brazos cruzados, llegaría a fondo con esto y descubriría quien había sido el asesino de mi madre.

3:00 a.m

Sophia y yo estábamos limpiando todo, mientras mi padre se encontraba en la habitación. Desde que se fueron los policías se metió allí y no había salido más desde entonces. No queríamos dejarlo solo pero entendimos que necesitaba privacidad, era un momento delicado para él, tanto como para nosotras.

Cuando ya no quedaban manchas de sangre sobre el piso de la sala, decidimos ir a ver a papá. Se encontraba agachado a un lado de la cama con una prenda de mamá en sus manos, estaba oliéndola, eso nos hizo pedazos el corazón y fue la gota que derramó el vaso. Nos echamos junto a él y los llantos salieron consigo, sentíamos un gran dolor, nuestra madre, el pilar de esta familia, ya no estaba, nos la habían quitado sin una razón.

Así pasamos horas, cuando vimos que estaba amaneciendo, decidimos ponernos de pie y después de un momento logramos convencer a papá de que se diera un baño, teníamos que prepararnos para organizar el funeral de nuestra madre.

AnneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora