Capítulo VI

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Entré a mi casa y traté de olvidar todo, cuando viniera a buscarme, mi padre le diría que no y el problema estaría resuelto.

Sophia estaba sentada en el sofá de la sala, estoy segura de que me esperaba para interrogarme acerca del nuevo vecino, al que misteriosamente ella encontraba atractivo. Al pasar frente a ella, me miró y se fue encima de mi preguntándome todo lo que había pasado. Solo tenía que responder sus preguntas y saldría viva de su interrogatorio. Pasaron unos 10 minutos enteros de preguntas, una más loca que la otra, al parecer ya se había cansado y me dejó en paz. Subí a mi habitación para darme una ducha y comer algo, tenía hambre, no había comido nada en el lugar que estábamos porque me daba un poco de pena.

Salí del baño envuelta en la toalla y con otra en la cabeza, necesitaba esa ducha, estaba abrumada por todo lo que pasó en la tarde. Caminé hacia mi habitación y cuando entré me quedé perpleja, Jared estaba allí, encima de mi cama, leyendo uno de mis libros, los cuales leo cuando tengo pesadillas y no puedo conciliar el sueño.

-¿¡Qué estás haciendo en mi habitación!?

-Nada, solo espero que te prepares para irnos.

-Mi padre te va a matar si ve que estás aquí.

-Tu padre dices. Tu padre no está en la casa y Sophia me dejó entrar a tu habitación.

-¿Pero qué has hecho Sophia? --sin darme cuenta hablé en voz alta--

-¿Me tienes miedo?

-Para nada, simplemente necesito algo de espacio para poder vestirme. ¿Puedes esperar fuera?

-No.

-¿Por qué me haces las cosas tan difíciles?

-Solo hago lo que quiero, si de paso te molesto no es culpa mía.

-Aggh. ¿Sabes que te odio?--le dije ya enojada a lo que el contestó con una sonrisa de lado en sus labios--

-Eso sospechaba pero gracias por confirmarlo. Ahora apúrate que ya casi tenemos que irnos.

-Yo no iré a ningún lado contigo.

Se me acerca lentamente y quedo acorralada entre la pared y sus brazos, mi sangre corrió rápidamente hacia mis mejillas y siento vergüenza al instante porque sé que él puede verlo. Me mira fijamente a los ojos y sentí su aliento rozar mi nariz, tiene olor a chicle de fresa.

-En este momento voy a salir de tu cuarto, te vas a vestir y vas a ir con nosotros a ese bar. ¿Entendido?

-No, yo no voy a ir a ningún lado. ¿Entendido?

-¿Con que a esto quieres jugar?

-¡No estoy jugando, déjame en paz y vete de mi casa!

-Por favor, ven conmigo, te juro que lo pasarás bien. --su tono de voz cambió radicalmente y su expresión también lo hizo, no lo entiendo para nada--

-En un momento me estás gritando y al siguiente me estás pidiendo que vaya contigo. ¿Qué es lo que quieres de mi?

-Solo quiero que te diviertas, sé que la has pasado mal, se ve en tu rostro, quiero ayudarte, en serio.

-¿Y por qué eres tan pesado conmigo? Desde que te conocí fue así y ahora quieres cambiar.

-Confía en mi y te prometo que la pasaras bien. ¿Sí?

Me detengo a mirarlo por un segundo, su cara se tornaba distinta, era otra persona a la que jamás había visto. Es tan, no sé, primero me trata como a la mierda y luego esto. No sé que quiere pero me dio curiosidad y ahora quiero averiguarlo. Sin pensarlo mucho para no arrepentirme acepté ir con ellos al bar, pero le pedí que me dejara sola para cambiarme.

AnneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora