Anne

(Capítulo V)

Ya ha pasado casi un mes y todavía sigue presente el dolor, es constante y se repiten en mi cabeza las imágenes de mi padre sujetando a mamá en su regazo, intentando que regresara, haciendo todo para que se quedara con nosotros. Desde aquel día no paro de tener pesadillas con ese momento, me atormentan todas las noches y casi no puedo dormir. Ya no se que hacer con esto que siento, me está comiendo por dentro poco a poco y no sé en que va a terminar. Por un lado quiero olvidarlo todo para poder seguir adelante pero por el otro necesito una explicación, un porque, necesito saber quien nos hizo esto, quien mató a mi madre. A veces me pongo a pensar y siento que desde lo más profundo de mi ser, brota un sentimiento extraño, uno que jamás he experimentado y no sé explicar.

Este nuevo lugar parece que va a ser nuestro hogar, nos hemos adaptado a sus formas de vivir y a su clima. Tenemos unos vecinos maravillosos que nos han ayudado a integrarnos con todo, el señor Stewart es un reconocido doctor, tiene un carácter suave y mantiene a su familia unida y feliz, su mujer se llama Charlotte y aunque no hemos hablado mucho, se ve que es una buena mujer, en cambio su hijo, su hijo es un egocéntrico que no lo soporto. Después del incidente con el jarrón se volvió una costumbre encontrarnos en todo lugar, sin contar, que siguió viniendo a mi casa por el tema de la decoración. Ya quiero que termine para no verle la cara más nunca en su vida, no sé porque lo detesto tanto.

Ya casi se acercan las clases y mi padre se las ingenió para que entremos a una escuela que está cerca de nuestra casa. Casi no le alcanza el dinero ya que no tiene trabajo y tiene que mantener los gastos del hogar. Estoy ansiosa por terminar la preparatoria y elegir la universidad, quiero ayudar a mi padre para que no se sienta tan mal. Quiero estudiar algo que tenga que ver con medicina, me encanta ayudar a las personas y creo que en ese lugar voy a poder cumplir mi sueño. En estos momentos me encuentro en mi habitación y sin esperarlo entra Sophia, viene con cara de que quiere algo, me pregunto que será esta vez.

-Hermanita bella. --ahora si me asusté, que querrá esta niña--

-¿Qué quieres Sofi?

-Pues nada ¿Por qué crees que siempre que te halago es que quiero algo?

-Porque es así. Bueno ya dime que quieres, hoy ando de buenas.

-Es que ya se acerca tu cumpleaños y papá me pidió que lo ayudara con tu tarta.

-¿De veras? Pensé que no celebraríamos nada.

-El punto es que quiere hacerla de chocolate pero sabes que a mi me gustan más las de fresas.

-Y entonces quieres que le diga a papá que quiero mi tarta de cumpleaños de fresa mientras se supone que yo no se nada.

-No, solo me lo dices a mi y yo le digo que esa es tu favorita.

-Ok, pero no le digas que me dijiste.

-Está bien.

Después de conseguir lo que quería se fue dando pequeños brincos de alegría, ella siempre consigue de mi lo que quiera. Bueno, el asunto es que al parecer mi querido padre está planeando una fiesta sorpresa, faltan pocos días para mi cumpleaños. Por un momento pensé que no lo celebraríamos por culpa de lo ocurrido. Mi madre era la que siempre me preparaba estás cosas y ahora se va a sentir enorme su ausencia. Ella era la que preparaba mi pastel de chocolate con fresas, siempre lo hacía así para que nos gustara a las dos. En un instante me recorren un mar de recuerdos a su lado y sin esperar, se forman lágrimas en mis ojos pero antes de que caigan me las secó rápidamente. Sé que si comienzo no podré terminar, debo reprimir estos sentimientos para verme fuerte y ser el apoyo de Sofi y mi padre aunque a veces se vuelve tan difícil que pienso que no lo voy a lograr. Mejor voy a la cocina por un vaso de agua para calmarme, no quiero que nadie me vea así.