Le doy mi redacción a la profesora y por fin se acaban las clases por hoy. No creo que Gala me acompañe a casa así que salgo sola.
No levanto la vista del móvil hasta que llego a la calle de la librería. Mientras tanto miro algunas historias de Instagram, me salen varias de compañeros con los que nunca había hablado y alguna que otra del algún actor que sigo, tengo un par de mensajes, pero pienso en contestarlos más tarde.
Cuando por fin llego, la puerta está abierta pero fuera no hay nadie. Antes de entrar, le envió un mensaje a mi madre diciéndole que llegare más tarde porque me pasaría a ver al señor Antonio y seguidamente me dejo envolver por el olor a polvo de la librería.
-Hola. ¿Qué tal el día? –Me pregunta el señor Antonio saliendo de la trastienda. Le doy un abrazo antes de contestar y me siento en un viejo sillón que hay cerca de mi estantería favorita.
-Normal, supongo, cómo siempre. ¿Y usted cómo está? –Por mucha confianza que tenga con él nunca le he tuteado, siento que le faltaría el respeto y él nunca me ha pedido que no le hable de usted así que se ha vuelto una costumbre.
-Bien hija, bien. Tú madre se pasó el otro día, me contó lo de tú amigo, lo siento. –Asiento con la cabeza y le doy las gracias.
Queda un minuto de silencio, en el que él está colocando unos libros en la estantería, no se parece en nada a un silencio incómodo, pero tampoco es el más cómodo que he tenido con él. Así que me decido por levantarme y mirar si le ha llegado algún libro nuevo o alguno que no haya leído. Veo alguno que otro bastante reconocido como Diez negritos de Agatha Christie o It de Stephen King. Entonces noto como me apoya la mano en el hombro cuando ya ha acabado y me hace un gesto para que le siga, y así hago, le sigo y me lleva a la trastienda.
Al entrar recuerdo que nunca había visto esta parte del local, hay una mesa de color marrón con tres sillas a su alrededor, encima de la mesa una vela que parece estar usada y a su derecha un par de columnas de libros que me llegan a la cintura. Me hace un gesto para que me siente en la silla de la mesa y lo hago, se coloca en la puerta que separa la tienda y la trastienda y antes de que pase me dice "ahora vengo." Asiento con la cabeza y sacó mi móvil. Tengo un mensaje de mi madre y los dos que no había contestado antes y que ahora tampoco pensaba hacerlo. Abro el mensaje de mamá para ver que me había respondido.
De acuerdo, pero antes de las 7 en casa, te quiero.
Si mamá, yo tmb te quiero <3
Miro la hora y aún me quedaba una hora y media, así que apagó el móvil y me quedo observando la habitación, tampoco es muy interesante, pero antes de que pueda observar mucho más entra el señor Antonio.
-Kira, siempre he querido explicarte algo, sólo que me preocupaba que no fueras lo suficientemente mayor para entenderlo. –Me dice mientras se sienta en la mesa con unos cuantos sobres y algún que otro papel. Antes de seguir hablando, separa los sobres que debían ser cartas y otros más formales, los cuales los deja boca abajo, así que no puedo saber el contenido. –Te quiero hablar de mis hijos Kira, de el porque quiero que heredes tú esta librería y no ellos. –Me quedó impactada y sonrío. –Yo les di todo a mis hijos cuando ellos querían, en ese entonces tenía mucho dinero, les eduqué de una forma correcta, pero más tarde, cuando cumplieron los 18 se volvieron unos maleducados, lo querían todo y si no lo tenían se enfadaban, dejaban todo por medio en casa, y cuando pedía que lo recogieran decían siempre lo mismo "para algo tenemos limpiadoras en casa". Trataban mal a los asistentes así que un día hable con ellos. No les iba a dar dinero, tendrían que buscar un trabajo y de ahí obtendrían la paga. –Coge las cartas con la mano y las aguanta sobre ellas. –Entonces se fueron de casa con el dinero que habían conseguido. Nunca me hablaron sobre dónde se fueron a vivir, ni tampoco que trabajo consiguieron. Les mande muchas cartas. –Dice mientras deja una por una en la mesa. –Pero no respondían a ninguna, simplemente las retornaban a su remitente. Ninguna está abierta, me disculpe con ellos por mensaje, pero nunca respondieron. Siento que les arruine la vida Kira.
No tenía ni la menor idea de que el señor Antonio fuese rico, ni mucho menos de esta historia sobre sus hijos.
-Yo creo que es lo mejor que pudo hacer.
-Gracias por entenderlo. –Hace una pausa larga en la que ninguno de los dos habla. –Si algún día me pasará algo Kira, véndela si quieres, pero que siga siendo una librería. Por favor. –Me sabe mal por él, yo no sé que decir, pero él lo hace por mí. –Vamos afuera supongo que te tendrás que ir en breves.
Lo acompaño fuera y le doy un fuerte abrazo en forma de despedida, Él sonríe y se despide de mí.
Sacó las llaves para entrar a casa y escucho una voz de mujer que se me hace reconocida, pienso en ella, se parece a la voz de Sonia, pero no puede ser, está en Barcelona. Así que me dirijo al salón y la veo allí sentada con mi madre. Dejo mi mochila en el suelo y voy corriendo a abrazarla, ella se levanta y me abraza.
- ¿Cómo está? –Pregunto rápidamente al separarme, aunque hablaba continuamente con él, sé que no siempre me decía la verdad, no quería preocuparme.
-Está bien, todo va como tiene que ir. –Hace una pausa y se vuelve a sentar, no entiendo por qué estaba aquí, pero al ver que tiene intención de hablar no le pregunto y me siento junto a ella. –De hecho, venía porque este fin de semana es su cumpleaños, el día cinco y le queríamos dar una sorpresa. –Se para, pero rápidamente sigue. –He estado con tu madre y ve bien que mañana cuando salgas del instituto, me acompañes de vuelta a Barcelona y vengas con nosotros a pasar el fin de semana, que vengas a ver a Lucas al hospital, siempre y cuando tú quieras claro. –Miro a mi madre, no me creo que ella esté dispuesta a dejarme ir, así que vuelvo la mirada a Sonia.
-Claro, por supuesto que quiero ir, es decir, muchas gracias. –Estoy muy emocionada de poder ver a Lucas, por fin podré estar con él. –Entonces nos vemos mañana, gracias, muchas gracias.
-A ti Kira, bueno nos vemos mañana.
Se despide de mí y de mi madre y se va, cuando escucho el sonido de la puerta cerrarse me giro hacía mi madre.
-Gracias por dejarme ir. –Digo mientras la abrazo.
-Kira, la semana que viene tu hermano regresa a casa. –Dice mientras se separa de mí. –Tu padre se ha ido a Londres para ayudarle a empaquetar todo.
Me quedó impactada, no quiero que vuelva a casa, había estado todo el año anterior en Londres estudiando y yo estaba en casa, había un buen ambiente y ahora todo estará muy tenso, volverá a serlo mismo que antes.
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Un nosotros sin mí
Teen FictionKira tiene 15 años, a punto de cumplir los 16 y su vida estaba siendo guay. Había conocido un grupo de amigos, los cuales pasarían a formar algo en su vida. Sus padres eran un poco estrictos y no les gustaban esos chicos, aunque sabían que no les po...