Me levantó de la cama y veo todo negro, intento apagar la alarma y aunque me resulte un poco difícil lo consigo. Me pongo las manos en la cara y recuerdo que hoy me voy a Barcelona a ver a Lucas, entonces me levanto rápido y me cojo la ropa que me pondré después. Me había levantado una hora antes para tener tiempo de ducharme y desayunar tranquilamente.
Cojo mi teléfono y me dirijo al baño, tengo mensajes del chat de clase, pero todos son de ayer así que no les hago caso, como de costumbre. Me quito la ropa y enciendo el agua desde fuera para que se vaya calentando, no soporto ducharme con agua fría. Antes de entrar me miro al espejo y recuerdo como de pequeña bajaba de peso por lo que pensaban los demás, ahora no estoy tan delgada, en el verano había cogido algún que otro kilo, y eso no me gusta en absoluto, pero levanto la mirada hacia mi rostro.
Me meto en la ducha y dejo que el agua empape mi pelo, pienso en Lucas, tenía ganas de verle, hacía varios días que no hablaba con él, ambos hemos estado ocupados. Recuerdo la conversación que tuve con mi madre ayer, mi hermano vendría a casa la semana que viene, no tengo ganas de verle, miento, tengo ganas de verle, quiero abrazarlo y decirle que le quiero, quiero saber por qué me dejo de hablar y quiero vivir momentos con él como hermanos, pero eso nunca pasará. No quiero cenar con él cada noche, no hablar durante la cena porque un silencio incomodo no nos lo permite. Mirarnos y querernos decir algo pero que una barrera de odio invisible nos los impida. Fingir que nos da igual la vida del otro. Yo le sigo queriendo, aunque en ningún momento hubiéramos tenido conexión, él es mi hermano.
Cierro el grifo y me enrollo dentro de la toalla, me seco rápidamente y me visto. Salgo del baño y me dirijo a la cocina.
-Buenos días cariño. ¿Preparada para ir a ver a Lucas? –Me dice mi madre con una taza en la mano.
-Buenos días, supongo que sí. –Me sonríe y yo cojo una taza parar prepararme un café. –Tengo ganas de verle. –Digo mientras echo la leche. Mi madre solo sonríe y se sienta en una silla de la cocina.
-Kira, cuando vuelva tu hermano...
-Mamá, ¿hemos de hablar de eso ahora? –Le interrumpo y me giro hacia ella. –Sé que cuando yo haya llegado él estará a punto y no podremos hablar, pero se lo que me quieres decir. No quiero hablar sobre Marcos ahora. –Me acabo de preparar el café incomoda y me dirijo hacía el salón.
-Marcos te quiere cariño... -Dice mi madre antes de que saliera de la cocina. Puede que sea verdad, pero la ira me corre por dentro. ¿Por qué siempre le defendían a él y no a mí?
-Si lo hiciera nunca me hubiera dejado de hablar. –Digo sin siquiera mirarle a la cara, no puedo hacerlo. Me tomo el café de un sorbo y lo dejo en la mesa.
Cojo mi móvil y lo meto en la mochila del instituto, voy a mi habitación para recoger la maleta y la pongo en la entrada. Mi madre sale de la cocina y se dirige hacia mí.
-Lo siento, yo... -Me dice mi madre mientras se acerca a mí.
-Da igual mamá, no quiero acabar mal antes de irme. –Realmente no me daba igual, nunca me habían defendido a mí en alguna cosa con mi hermano, pero era cierto, no quería enfadarme con mi madre ahora. Así que le doy un abrazo.
-Que vaya bien el viaje y no olvides llamarme. Pórtate bien cariño. –Me dice mi madre mientras abro la puerta de casa.
-Vale mamá, te quiero. Adiós. –Me despido de ella y salgo a la calle, saco otra vez el móvil de la mochila para preguntarle a Gala si íbamos juntas al instituto, pero antes de que lo pueda encender alguien grita mi nombre por atrás.
- ¡Kira! - No por dios Pablo ahora no. Me giro y lo veo a él viniendo con una sonrisa poco amigable. –¿Y esa maleta? –Me pregunta nada más situarse a mi lado.
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Un nosotros sin mí
Teen FictionKira tiene 15 años, a punto de cumplir los 16 y su vida estaba siendo guay. Había conocido un grupo de amigos, los cuales pasarían a formar algo en su vida. Sus padres eran un poco estrictos y no les gustaban esos chicos, aunque sabían que no les po...