Abigail || Henry Cavill ||

Uno

He estado rompiendo corazones por un largo tiempo

Jugando con los chicos mayores, solo son juguetes

para mi uso...

— Don't Blame Me, Taylor Swift

Abigail

Viernes por la noche, mi día favorito de la semana, el único día donde podía beber hasta la inconsciencia y salir de fiesta con mis amigas, y si la noche era lo suficientemente divertida también terminaría en la cama de algún hombre afortunado; me veo en el espejo frente a mi apresiando mi cabello rojo ondulado en las puntas, el vestido negro se ciñe a mi cuerpo como una segunda piel y mis labios de un color cereza hace que todo el look quede completamente listo.

Me levanto y tomo mi bolso antes de que Dove llegue por mi, mi hermana Sadie entra en mi habitación y de inmediato se el sermón que me hara por salir a divertirme.

— Ahorratelo Sadie, no tengo tiempo para esto. — digo y ella solo rueda los ojos.

— No planeaba decirte nada. —dice pero se que miente. — Solo no llegues muy tarde mañana, tienes que ayudarme con las tareas de la casa.

Sonrio pensando en que en este momento no parece que la hermana mayor y responsable sea yo, pero que mas puedo hacer con un padre leñador que se la pasa bebiendo todas las noches y con una madre que se niega a dejarlo y a trabajar para mantenernos y mantener el consumo de alcohol de mi incompetente padre.

— Estaré aquí al amanecer, no te preocupes por mí.— digo y ella sonríe.— Deberías salir tú también y divertirte por una noche ¿qué es lo peor que podría pasar?

— Paso, pero diviértete con Dove y Danielle.— dice antes de salir. — Además esta noche tengo turno en la cafetería, así que aunque quisiera salir no podría hacerlo.

— Está bien, nos vemos al amanecer. — digo saliendo con ella.

Veo como está por perderse por el pasillo y me animó a hablar.

— Ser una adolescente de vez en cuando, no te mataría.— digo y ella niega viéndome.

—Alguien tiene que ser la hermana sensata. — dice y se pierde en el pasillo, escuchó la puerta de su habitación cerrarse.

Bajo las escaleras y al llegar a la puerta escucho el claxon del auto de mi mejor amiga sonar, tomo mi abrigo y abro la puerta saliendo de la casa que debería ser mi hogar pero que solo es un infierno más en esta pequeña ciudad.

— ¿A dónde iremos esta noche?— pregunta Danielle cuando estoy cerrando la puerta del auto.

— Iremos a Insomnia, Taylor está celebrando su cumpleaños en ese club y es seguro que habrá alcohol gratis y muchos chicos atractivos. — respondo y Dove sonríe.

—¿Qué seguimos haciendo aquí?—dice encendiendo el auto y arrancando para salir de la entrada de mi casa.

En el camino nos la pasamos cantando a todo pulmón y bailando en nuestros asientos, mis amigas son las únicas personas en el mundo a quien les confiaría mi vida y mis secretos ya que son lo único bueno de vivir en Sitka, amo que seamos tan diferentes en personalidad pero que estando juntas seamos parecidas de alguna forma. Dove es una de las chicas más inteligentes que he conocido, su madre es una de las mejores abogadas del lugar y eso hace que su situación económica sea casi envidiable, casi porque pasa la mayor parte de su día sola en una casa donde se siente como un mueble más. En cambio Danielle es lo opuesto, se la pasa la mayor parte del tiempo en las nubes, es inteligente pero detesta vivir en un entorno lleno de reglas y eso hace que sea la más problemática de las tres, vive con sus tíos a quienes solo les interesa la pensión que le dejaron sus padres al morir, ninguno se preocupa por ella y eso la hace fría y sarcástica con cualquier persona que se acerca a ella. Y al último estoy yo, la mayor de las tres con veintiun años, soy la fuckgirl del grupo porque no me interesa nada más que divertirme y olvidar el drama familiar en el que vivo, jamas me he enamorado y si estarlo es soportar a un idiota que no te valora y se la pasa criticando cada cosa que haces, prefiero pasar.

Cuando llegamos al club, bajamos del auto y justo cuando llegamos a la entrada es que veo la larga fila que hay para entrar, pero esta no me detiene y caminamos directamentamente al inicio de la fila, donde al verme el guardia me deja pasar con mis dos amigas; una vez que estamos adentro la noche comienza a ponerse borrosa porque solo recuerdo estar bailando con mis amigas antes de que tomara mi peso en alcohol y me encontrara en un callejón con un chico besando mi cuello.

Veo el rostro del chico y antes de que pueda decir algo se lanza a mis labios, es un pésimo besador así que lo alejó de mí y comienzo a caminar para alejarme de él.

— ¿A dónde vas? No puedes dejarme así.— dice y veo la erección que apenas se nota en sus pantalones.

— Me voy a otro lugar a divertirme, esto comienza a ser bastante lamentable. — logró decir y comienzo mi caminata de nuevo.

—No te irás hasta terminar lo que empezamos.— dice y toma mi brazo jalandome de nuevo al callejón.

— No, déjame.— pido cuando veo que intenta romper mi vestido. — Suéltame.

Grito todo lo que puedo para que alguien me escuche pero no parece resultar porque no hay nadie caminando por la calle y las cosas empeoran cuando logra romper una de las finas tiras de mi vestido, intento empujarlo y pegarle para que me deje pero al parecer le divierte lo que hago porque sonríe y hace que su agarre en mis brazos se vuelva más fuerte.

— Para, por favor. — pido y él toma mi rostro con una de sus manos.

—Pensé que querías jugar. — dice y sus manos intentan subir mi vestido. — Así que juguemos.

Cierro los ojos para evitar ver lo que pasará a continuación pero entonces siento como el cuerpo del chico es alejado de mí.

— Ella dijo que pararas. — dice una voz ronca, que afecta mi cuerpo porque mi piel se eriza.

— Esto no es asunto tuyo.— dice el idiota que intento obligarme a estar con él.

— Es mejor que te vayas, antes que reconsidere mi decisión de no golpearte. — dice el hombre que al fin puedo ver.

El chico que estaba encima de mí, ve lo mismo que yo y solo sale corriendo, el hombre frente a mí es tan fuerte como un luchador, su cabello es negro y su rostro parece haber sido esculpido por los dioses. Me ve con una intensidad que jamás había sentido, sin esperarlo y saber como paso, mi cuerpo impacta contra él y siento sus brazos rodearme.

— Gracias. — murmuró y siento las lágrimas bajando por mis mejillas. — Si tu no hubieras llegado, no quiero imaginar lo que hubiera pasado.

— Shh. — dice poniendo uno de sus dedos sobre mis labios. — Ahora estoy aquí y estás a salvo.

Sus brazos me estrechan más y siento su aliento sobre mi rostro, aun con mis tacones soy más pequeña que él pero eso no es un impedimento para que alcance su rostro y toque su mejilla con mi mano.

— ¿Qué puedo hacer para agradecerte lo que acabas de hacer?— pregunto y mi voz suena más ronca de lo que en realidad es.

— No hay nada que yo desee de ti pequeña.— dice y sonríe viendo mis labios.

— No lo creo, se bien que es lo que quieres y si lo deseas puedes tomarlo. — digo valiente.

Sus ojos se oscurecen y siento como sus manos bajan hasta mi trasero.

— No sabes lo que dices. — dice y yo niego.

— Si no lo haces tu, entonces tendré que hacerlo yo.— digo y estrello mis labios con los suyos tomando el ritmo del beso.

El beso es uno lleno de deseo, sus manos bajan por todo mi cuerpo y las mías tocan su pecho, nuestra cercanía no es suficiente así que llevo mis manos hasta su cuello y profundizó aún más el beso.

Sus labios saben a menta y a whisky, la mejor combinación que he probado, por desgracia el beso termina cuando nuestros pechos ya no pueden aguantar un segundo más conteniendo la respiración. Cuando nos alejamos veo sus ojos y noto el mismo deseo que debe haber en los míos.

— ¿Quieres irte de aquí?— dice y yo asiento. — ¿Tu casa o la mía?

Pregunta y eso me hace sonreír, ¿quien diría que mi noche terminara así? Con un hombre tan caliente como el infierno, quién no solo es condenadamente atractivo sino que me salvo de un idiota que solo quería aprovecharse de mí.

— La tuya. — respondo sin dudar.