II

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Al día siguiente, tuvimos hora libre. La profesora de Matemáticas había faltado, así que me fui con todo el curso a charlar al patio trasero de nuestro colegio, la escuela secundaria Soldados Argentinos, que se encuentra en San Juan al 3600. El tema principal de la charla era la elección de la empresa con la que viajaríamos a Bariloche el año siguiente. También debatíamos la posibilidad de participar en algún programa televisivo en el que los participantes podían ganarse un viaje gratis a la ciudad patagónica adorada por los estudiantes secundarios.

—Podríamos participar en Jugate Conmigo o en Feliz Domingo —propuso Jorgelina.

—Me parece una buena idea —opiné—. Habría que ver cuál de los dos nos conviene o si directamente nos anotamos en los dos.

Cuando dije eso, se armó un gran debate. Todos los chicos opinaban y argumentaban a favor de un programa o del otro. Todos menos Karina, cosa que me llamó muchísimo la atención ya que ella siempre participaba de forma activa en estos debates, se podría decir que era la líder de nuestro curso. Sin embargo, estaba muy callada.

—¿Qué te pasa, Kari? —le pregunté.

—¿Te acordás de la casa que vimos ayer? Bueno, me da la sensación de que ya la había visto antes.

—Y capaz que la viste alguna vez cuando fuiste a la librería o a lo de Jorgelina que vive cerca.

—¡No! Es más que eso. Siento que hasta podría describir cómo es por dentro. Estoy segura de que debe de tener un gran living con muebles antiguos pero bien conservados y una escalera espléndida que lleve a la planta alta... Ah, y en algún cuarto, debe de haber un piano. Me imagino lo agradables que deben de ser las tardes de otoño en esa casa mientras se escucha el dulce sonido del piano y las hojas secas no dejan de caer de los arboles añosos que hay en el jardín. También me imagino caminando sobre el colchón amarillo de hojas crujientes, rodeada de los árboles desnudos, con sus troncos y ramas que les dan una apariencia de esqueletos.

—¡Qué poética! ¿Ahora te dedicás a la literatura? Hablás como si estuvieras describiendo la casa de un cuento. Mejor dejá de pensar en esa casona y ayudá con el viaje de estudios.

—Sí, tenés razón. Porque si los chicos siguen discutiendo así, vamos a viajar a Bariloche cuando nos jubilemos —me contestó Karina y, a continuación, hizo callar a mis compañeros, quienes la escucharon con atención para saber qué opinaba sobre los programas de TV.

Amor atemporal (finalista de los #AmbysES 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora