Heroísmo y otras cosas que no requieren superpoderes ( Terminando)

Capítulo 40 : La oscuridad del amanecer

Mirando hacia atrás para ver que Hitoshi se había ido, la sangre de Izuku se convirtió en hielo. Había estado en modo de crisis desde que encontró a Kouta siendo amenazado por el villano musculoso, pero una vez que encontró a sus amigos logró calmarse un poco. Había comenzado a sentir el dolor en su brazo, y cuánto lo ayudaba la escarcha de Shouto. Había comenzado a sentirse cansado por el entrenamiento del día y débil por la cantidad de peleas que ya había hecho. De hecho, había comenzado a impacientarse por llegar al campamento, sentarse y descansar y dejar que alguien más manejara el peligro durante unos minutos, y eso solo había sido porque pensó que lo estaban haciendo bien.

Aparentemente, nunca había estado más equivocado.

"Buen truco, ¿eh?" dijo una voz desde arriba, e Izuku se dio la vuelta para ver quién había hablado.

Muy por encima de ellos, en un árbol al lado del camino, una figura estaba de pie sobre una rama grande y se apoyaba casualmente en un elegante bastón blanco. Era difícil saber si era hombre o mujer, pero la voz había sido masculina, por lo que Izuku se inclinó a pensar que era un hombre. Llevaba una gabardina amarilla, zapatos de vestir, guantes rojos y un sombrero de copa con una pluma ostentosa. Su rostro estaba oscurecido por una máscara blanca, con marcas negras que no representaban tanto como sugerían rasgos faciales, con una expresión totalmente ilegible.

"Tomé al chico del que hablas con mi magia," dijo el hombre, con voz suave y tono altivo. Mientras hablaba, lanzaba una canica azul hacia arriba y hacia abajo en la mano que no sostenía el bastón. "Un talento como el suyo se desperdiciaría si lo eligieran como un héroe. Le proporcionaremos un escenario más grandioso donde realmente pueda brillar".

"¡Señor!" gritó Toga alegremente, moviéndose lo mejor que pudo en el pozo de gravedad creado por la peculiaridad de Uraraka, aunque estaba mirando en la dirección equivocada. "¡Mira, te dije que era uno de mis amigos!"

"Eres uno de los villanos entonces", dijo Uraraka con frialdad, mirando al recién llegado.

"Señor. Compress, a su servicio", el hombre hizo una amplia reverencia teatral, aunque de alguna manera no se le cayó el sombrero. "Aquí para rescatar a unos jóvenes ingenuos de una vida de tedio y mediocridad".

"¡Devuélvelo!" Gritó Izuku, avanzando unos pasos y sacando su lanza de fuerza.

Trató de sugerir enojo con su postura, como si estuviera haciendo un vano intento de abalanzarse sobre el villano, pero en realidad solo quería ponerse entre Toga y el Sr. Compress. Si uno de ellos iba a agarrar al otro, quería estar en el camino. Shouto inmediatamente se movió para pararse a su lado, el aire tan frío quemó la piel que irradiaba de su lado derecho.

"¿Devolverlo?" repitió el villano en tono de fingida confusión, sin dejar de jugar con la canica que tenía en la mano. Izuku lo observó con atención. "Que raro decir eso. Shinsou no pertenece a nadie, es su propia persona. No seas tan arrogante.

Izuku sabía que necesitaban información ahora, así que decidió adivinar. "¡Tú eres quien lo convirtió en un objeto que podrías robar! ¡Sueltenlo!"

"¡Oh, no eres tú el inteligente!" El Sr. Compress exclamó con evidente deleite, confirmando la sospecha de Izuku.

La canica en su mano era Hitoshi.

"¡Descubriste mi peculiaridad en un instante!" El Sr. Compress continuó, todavía sonando complacido. "Sí, lo tengo aquí mismo, les aseguro que está en las mejores manos".

"¡No por mucho tiempo!" gritó Shouto, con el pie derecho avanzando.

Hielo saltó desde donde su zapatilla tocó el suelo, disparando al Sr. Compress. Sin embargo, justo cuando el hielo llegó al árbol, el villano saltó en el aire, apuntando su trayectoria para que el hielo tuviera que volver a crecer sobre sí mismo para alcanzarlo, lo cual fue complicado para Shouto cuando estaba poniendo todo su impulso en un ataque. Claramente, el villano tenía una buena comprensión del movimiento y el flujo de energía. Su especialidad probablemente era la evasión, no las peleas.