•✦𝟎𝟑✧•

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Diecisiete horas después de la desgracia

Luego de contarle todo a Wheein e ignorar de paso que SeungKwan llegó a escuchar nuestra conversación y que posiblemente se lo cuente a los demás. Pasé mis horas escribiendo el plan de negocios para una empresa menor que quiere conformar parte de Industrias Kim, me sentía bastante agotado física y mentalmente. El trabajo es agotador, mi capacidad de pensar y lograr que los planes de negocio salgan bien, me causan unos dolores de cabeza increíbles, y para mi mala suerte, ni estos logran que Kim Mingyu salga de mi cabeza. Sus ojos mirándome con un precioso brillo, el leve sonrojo que adornó sus mejillas que llegó a partes de su cuello y orejas, maldita sea la textura de sus manos, suaves y con una leve callosidad en la punta de sus dedos. Mi mente me llevó a escenarios en donde sus manos estaban en mis mejillas casi rosando sus labios con los mios y que me parta un rayo si realmente no deseo aquello.

Pero, realmente hay un no se qué rondando en mi cerebro que me causa nervios e inseguridades.

Desde que llegó el secretario Lee con las rosas por parte de él, los murmullos en los pasillos cuando me dirijia a casa, me golpearon y me devolvieron a mi realidad.

Una en la que Kim y yo no encajabamos.

"Míralo, no tiene nada especial"

"Dios ¿haz visto su ropa?"

"Se ve tan aburrido"

"¿Cómo puede gustarle?"

Mis inseguridades siempre estuvieron bajo cierto control, pero comentarios como esos sacudian esos cimientos que me costaron mucho crear a través de los años.

Salí de mi ensueño y vi como el sol iba descendiendo y la pantalla de mi celular brillando con tres mensajes de Wheein.


Wheein [18:54]:
Hey Nonu.
Te hablé pero no respondiste
así que me fui.
Vas como un poquito tarde a
la junta con tu cita.

MIERDA, KIM.

Tomé mis cosas y con rapidez las metí a mi maletín, asegurándome de guardar mi avance y contestarle con corazones a Wheein, salí corriendo hacia el pasillo pidiéndole a Dios o a cualquier entidad que el señor Kim no se haya ido a casa aún. Luego de correr como si mi vida dependiera de ello, tomé el ascensor hasta el piso cincuenta analizando mi situación y arreglando mi look, al que llamo "sexy desarreglado en busca de su jefe".

Bien.

Hora de reflexionar, mientras el ascensor avanza.

Todo paso ayer. Solamente ayer. Y si bien, he pasado de no querer tener nada que ver con Kim, ya que nunca lo había visto en persona, comencé -por alguna razón- a replantear salir en una cita con él ,tan solo al ver su aspecto nervioso - y guapo- junto con la manera tierna en la que actuó. ¿Estoy chiflado? Sip, no hay duda. La pequeña parte lógica de mi cerebro me pide que lo rechace y una parte de mi corazón me pide que lo acepte. Y ya no sé que hacer.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, saque toda la velocidad de mi cuerpo y corrí hasta llegar a su oficina. Mis latidos eran fuertes y erráticos, sin hablar de mi horrible respiración que se asemejaba a la de un fumador veterano. El escritorio del secretario Lee estaba vacío y apesar de esto, con mi nerviosismo a flor de piel, toqué la puerta.

Nadie abrió.

Volví a tocar por segunda vez y nada.

Apoyé mi cabeza en la puerta y golpee con lentitud la puerta por tercera vez.

Le gustas al Sr. Kim ✑Meanie|MinwonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora