Los ojos azul celeste de Gorou se cerraron asustados por el tacto de las manos ajenas en su débil cuerpo.
-Eres una monada cachorrito... Pero no debiste de haberte cruzado en mi camino.
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Desde la ventana de la habitación podía ver aquellas nubes blancas que adornaban el cielo que minutos antes estaba totalmente despejado. Gorou suspiró mientras observaba las formas que tomaban las nubes mientras que se movían con el poco viento que soplaba. Sus mechones castaños se movían con aquella brisa tan agradable, así que cerraba los ojos y una pequeña sonrisa se asomó por sus finos labios mientras que sus orejas se echaban hacia atrás.
—Cachorrito, cámbiate de ropa que nos vamos— Confundido, se giró y miró al oni con un Kimono blanco y marrón en sus brazos. Le miró de arriba abajo ladeando su cabecita, Itto llevaba un Kimono blanco y rojo—. No te lo voy a repetir lindo, así que vístete o lo haré yo.
—¿Por qué vas así vestido?
Preguntaba con curiosidad aunque ya se olía algo de lo que tenía el oni en mente. Cogió al vuelo el Kimono que le tiró Itto.
—Vamos al festival, claramente —Bingo—. Así que ya puedes ir vistiéndote.
Itto abandonó la habitación dejando a Gorou solo de nuevo.
Gorou comenzó a quitarse la ropa que llevaba puesta y la dejó en el suelo a un lado de la puerta. Tras eso se vistió con el Kimono y se miró por el reflejo de la ventana. Se veía bastante bien y le gustaba. Con una pequeña sonrisa salió de la habitación para ir junto a Itto a la entrada de aquella mansión, el cual le estaba esperando con una careta de Kitsune.
—Así no me reconocerán y podremos ir tranquilamente, no quiero que te pierdas el festival, tu amiga lo ha atrasado por ti para que pudieses ir, no pierdas la oportunidad.
El de ojos celestes miró al oni con un brillo en los ojos y no pudo evitar lanzarse a sus brazos, aprovechando que estaba cerca de sus labios también aprovechó y los besó con ternura.
—Gracias... De verdad, muchas gracias.
—No me agradezcas precioso.
EL oni le abrió la puerta de la casa una vez Gorou ya se había bajado de encima suya. Las ganas le vencieron y azotó al menor una vez que pasó por al lado suyo.
—Que ganas de comerte ese culo.
—Lo harás el día que nada ni nadie nos interrumpa.
Itto asintió ante las palabras de Gorou y se cruzó de brazos mientras caminaban en dirección a la isla Narukami, aunque cuando llegaron a la orilla tuvieron que subir en el Rompe Olas para poder llegar sin ni una gota de agua en ellos.
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La prueba de los fuegos artificiales había sido un éxito, finalmente estaba todo a la perfección. Estaba deseando que cayese la noche para tener el cielo repleto de luces de colores y el olor a pólvora.
—Yoimiya cielo, ¿Ya está todo listo?
—Sí papá, esta noche el cielo será mío —Sonrió a su padre con una pequeña sonrisa y le abrazó con cariño, ganándose una caricia en la cabeza por parte de su padre.
Al separarse fue a revisar que todo lo demás estuviese en su sitio antes de que todo se comenzase a llenar de personas. Al ver que todo estaba correctamente solamente le faltaba esperar.
Dos horas largas se hicieron eternas para Yoimiya. Estaba ya preparada con su Kimono rojo y naranja, lista para estar en el Festival. Salió de su casa con una sonrisa y fue directamente hacia los puestos de comida para comprar una manzana de caramelo.
—¡Miya!
Al escuchar su nombre, se giró e inmediatamente Gorou se lanzó a abrazarle.
—Miya perdóname, no quiero que estemos peleados.
Yoimiya le miró con una pequeña sonrisa y no pudo evitar acariciarle la cabeza a su amigo al ver que le ponía ojitos tiernos.
—Estas perdonado.
Sonrió y vio a Itto detrás de Gorou. Sonrió leve e hizo una pequeña reverencia.
—Perdóneme por ponerme así en su casa...
—No se preocupe señorita Yoimiya —Le quitó importancia Itto mientras le daba la mano a la joven.
Yoimiya le sonríe y les toma a los dos de la mano para llevarles hacia una de las montañas.
—¿Sabeis que os estais arriesgando a que os encuentren?
Gorou miró a Itto y asintió. El miedo a que le quitasen de su lado a la persona que amaba le daban escalofríos.
—No voy a dejar que me atrapen —Habló estando seguro de si mismo—. Cambiando de tema, ¿Por que hemos venido aquí?
—Es una sorpresa, solo tenemos que sentarnos y esperar.
La rubia se sentó y no tardaron en sentarse también el Oni y el cachorro, el cual apoyó su cabeza en las piernas de Itto.
Esperaron una hora mientras hablaban y Yoimiya se comía su manzana de caramelo. Gorou miró al cielo y sonrió al ver los fuegos artificiales de distintos colores. Su cola se movía de lado a lado con emoción.
—Es hermoso...
—¿Verdad? Los hice yo.
Sonríe orgullosa al ver que les encantó su trabajo.
Los fuegos artificiales eran de distintos colores, algunos con formas de peces, corazón, tréboles, ...
Pasaron las horas y el Festival terminó. A Gorou no le gustó tener que despedirse de su amiga, debía volver con su novio a la mansión. Abrazó a su amiga sin querer separarse de ella, hasta que Itto le cogió en brazos y lo cargó en su hombro como si fuese un saco de patatas.
—Adiós Miya.
Se despidieron de la rubia y fueron camino a casa de nuevo.
—Ha salido todo bien, no te han descubierto.
Sonríe mientras Itto besa el trasero del cachorro.
—Me encanta tu culo, es muy blandito.
Rió y Gorou le golpeó en su trasero como venganza.
—La próxima vez te muerdo señorito
Casi una hora después llegaron a la mansión de Itto. Según entraron fueron a su habitación a tumbarse los dos juntos y abrazados.
—Te quiero oni feo.
—Te quiero chucho enano.
Juntaron sus labios en un beso en el cual Gorou no tardó en meter la lengua al beso.