Los ojos azul celeste de Gorou se cerraron asustados por el tacto de las manos ajenas en su débil cuerpo.
-Eres una monada cachorrito... Pero no debiste de haberte cruzado en mi camino.
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Una pequeña brisa helada entró por la ventana de la habitación en la que se encontraba Itto, quien dormía plácidamente con Gorou entre sus brazos, el cual no tardó en despertar debido a un travieso copo de nieve que decidió colarse en la peligrosa habitación de la pareja y al mismo tiempo posarse sobre su pequeña nariz. Sus celestes ojos se abrieron con pereza y arrugó su pequeña nariz al sentir la ahora gota de agua fría de la que hace segundos atrás era un poco de nieve.
Se incorporó con cuidado de no despertar a su mayor, pero debido a su traviesa cola que se movía con emoción al haber visto la nieve que caía de forma delicada y pintaba los alrededores de blanco.
Un gruñido salió del Oni, consiguiendo que éste se despertase. Apegó más a él al pequeño cuerpo del canino y dejó un pequeño beso sobre su desnuda espalda.
—¿Qué haces despierto tan temprano, eh cachorrito? —Habló con voz ronca, lo que hizo que la piel de Gorou se erizase—. ¿Acaso quieres otra ronda, no te bastó con la noche anterior?
Esta vez subió hasta la oreja de Gorou para susurrar aquellas palabras y seguido dar un leve mordisco a esta misma. Gorou negó y volteó a mirarle con sus ojos celestes brillando de emoción, señaló hacia la ventana.
—¿Podemos salir? Tenemos que jugar con la nieve.
—¿Es enserio? ¿Eres un crío?
Gorou hizo un pequeño puchero con sus labios y llevó su mano hacia la entrepierna de Itto y dar un apretón.
—¿Acaso tienes miedo de perder en una guerra de bolas de nieve? ¿Eres un gallina?
Itto frunció el ceño y apretó más nalgas de su cachorro dejando la marca de sus manos.
—El miedo me tene a mi cachorrito.
Gorou sonrió ampliamente y se levantó de un salto. Se vistió rápidamente ya que sabía que si continuaba desnudo Itto podría descontrolarse en cualquier momento. Y lo quería, pero no ahora, ahora lo que quería era jugar con la nieve como su lado infantil pedía. Itto se levantó de la cama después y con bastante pereza comenzó a vestirse con la ropa que les habían preparado sus sirvientes los magos.
Se acercó a un mueble y abrió uno de los cajones de éste. Sacó una visión Geo y salió detrás de Gorou, el cual salió rápidamente de la habitación para salir al jardín y jugar con la nieve.
—Cachorrito, tengo algo para tí.
Gorou alzó su cabeza dejando de acumular la nieve de una zona. Se levantó y se acercó a Itto con curiosidad.
—Pero primero tira esa basura de visión que tienes, ésta es mil veces mejor, y no sólo porque te la he dado yo, pero con esta visión Geo podrás hacer más cosas en combate.
Tomó su mano dejando en ella la visión, mientras que con la otra mano arrancaba la antigua visión de Gorou y la lanzaba lo más lejos que podía, dejando a Gorou asombrado por lo lejos que la envió.