Los ojos azul celeste de Gorou se cerraron asustados por el tacto de las manos ajenas en su débil cuerpo.
-Eres una monada cachorrito... Pero no debiste de haberte cruzado en mi camino.
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—Gorou, ¿Puedes callarte y chupármela de una vez?
Y así hizo, Gorou guardó silencio y tragó al ver la gran erección que traía Itto bajo los pantalones. Era demasiado grande para él, era imposible que eso entrase en su pequeña boca, y mucho menos en su culito.
—P-pero n-no...
—Si va a entrar.
Gorou no apartó la mirada de la erección de Itto, relamió sus labios con ganas de tenerlo en su boca, había esperado tanto aquel momento... Estaban solos en la mansión, los magos del abismo se marcharon a una misión que Itto les encomendó, la misión era larga, por lo que podían estar solos por bastante tiempo. Es decir, que tendrían varias rondas de sexo y rompería el trasero de Gorou.
El canino se acercó a la entrepierna del Oni y sacó su pequeña lengua para lamer por encima de la tela de los pantalones la gran erección que traía consigo. Poco a poco fue bajando los pantalones del Oni, y...
—¿N-no llevas ropa interior? C-con razón se notaba mucho...
—¿Qué pasa? Me resulta incómodo, y a ti también para chupar, así que no veo motivos para quejarse.
Gorou se sonrojó y agarró el pene de Itto con sus pequeñas manos y se acercó para lamer el glande del Oni. Se quedó mirándolo con asombro, su pene también tenía las marcas que Itto tenía por todo el cuerpo. Desde que las vió se preguntaba si en su miembro también las tendría.
Tragó saliva y se metió el glande de Itto a la boca, ya con aquello era demasiado para él.
—Me parece que voy a tener que ayudar a este lindo cachorrito.
Gorou negó rápidamente pero Itto ya había colocado la mano sobre su cabeza e hizo presión hacia abajo para meterlo hasta la garganta del canino. Ya no entraba más. ¿Por que tenía que tenerla tan grande?
—Aun queda... Bueno, así está bien para tu boquita, veamos tu culo en un rato.
Gorou no quería que el mayor hiciese todo, así que puso de su parte también y comenzó a mover poco a poco la cabeza. Su boca le dolía, pero él quería esto. A pesar de estar pasándolo mal por el tamaño del pene del Oni, le gustaba.
Itto se mordía el labio mientras admiraba la vista que tenía ante sus ojos. Los ojos celestes de su cachorro humedecidos le encantaban, y más viéndolo con su pene en su boca.
Gorou lo sacó de su boca para bajar hasta los testículos del Oni y meterlos en su boca, mientras, con su mano, daba atención a la punta. Con su pulgar presionaba y hacía círculos sobre su glande. Escuchó un gruñido salir de Itto y continuó, eso era que estaba yendo por buen camino.
