Una historia secreta

Capitulo 11: Fugitiva

Félix desvió la mirada y quitó sus manos de las de ella, suspiró y dijo:

–Es una larga historia y ya es muy tarde, mañana te la contaré, ahora ve, tienes que descansar y tu madre se preocupará si no regresas.

Monic intuía que él le estaba ocultando algo pero decidió irse más que insistir, ya había obtenido demasiada información.

Cuando llegó a casa su madre estaba preparando la cena y al verla entrar Monic solo le dijo que había ido al bosque a pasear, no era nada raro ya que salía casi todos los días.

Al entrar a su habitación se tumbó en la cama y a punto de agarrar su celular, de la mesita de luz, vio un collar plateado con una piedra de color esmeralda, no era de ella, supuso que Lizy se lo había olvidado días atrás, lo guardó en su abrigo para llevárselo al día siguiente con la esperanza de volverla a ver y luego se durmió.

Luego de unas cuantas horas más tarde el sol salió, Monic estaba lista para desayunar e irse. Su madre la estaba esperando demasiado alegre y entonces Monic le preguntó.

—¿Por qué sonríes tanto?

Ella se sobresaltó.

—Oh hija...pensé que seguías en la cama, yo...te preparé café. —Sonrió—.

—No sabes mentir, te conozco me estás ocultando algo.

—Uhm...está bien, ya eres grande, es momento de que te lo diga, estoy saliendo con el oficial Howard. —Su rostro se puso serio—.

—Oh...¿Desde cuándo?

—Casi dos meses... —Se mordió el labio de lo nerviosa que estaba por oír la respuesta de su hija—.

—Dos meses y...¿No me has dicho nada? —Dijo Monic un tanto enojada—.

—Perdoname hija pero recién nos estábamos conociendo y con el trabajo de noche no he tenido tiempo para tener esta conversación, además...luego de que tu padre...falleciera...me fue muy difícil volver a amar a otro hombre, espero que me entiendas. —Ella bajo la mirada—.

Monic se quedó pensando.

—Está bien, no tienes que disculparte conmigo, te entiendo, la pérdida de papá también me dolió mucho. Me alegro de que hayas encontrado el amor por segunda vez.

Ellas se abrazaron y luego Monic salió para la universidad.

Una vez allí se dirigió a su salón, era temprano y sus compañeros estaban llegando pero no veía a su nueva amiga, todo era muy raro, habían pasado varios días y ella seguía sin asistir a clases.

Después de dos horas, de una intensa clase de historia del arte, llegó el momento de volver a su casa por el mismo camino de siempre pero, durante el recorrido, Monic vio una silueta a unos pocos kilómetros, le resultaba conocida, se acercó y lo que vio la dejó impactada, era Lizy, su amiga, ella estaba agitada y asustada con partes de la ropa manchadas de...¡SANGRE!

Monic pensó que le habían robado o lastimado y corrió a ayudarla.

—¡Lizy! ¿Qué te ha pasado?, ¿estás sangrando?

Ella no respondía y temblaba del miedo que la invadía, hasta que cayó al suelo por la debilidad.

Monic trataba de socorrerla pero no sabía qué hacer, intentó ayudarla a ponerse de pie sosteniéndola del brazo y apoyándolo en su hombro. En ese momento vio que ella sangraba del cuello, tenía una gran marca de mordida, allí entendió todo, había sido atacada por un ¡vampiro!
Intentó avanzar pero Lizy no caminaba, no quería.

—Vamos, te llevaré a mí casa, allí estarás a salvo.

Lizy lo dudó pero colaboró y avanzaron de a poco hasta llegar a la cabaña. Monic prefirió no hacerle preguntas hasta que ella se calmara.