14. Viernes. Clima lluvioso.

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Sentí a Lalisa removerse en la cama, discretamente mire la hora en el reloj de mesa que tenía, 3:56 am.

Ella se levanto y fue al baño, luego volvió a la cama y se acostó de nuevo a mi lado.

Había pasado la noche aquí con el pretexto de que era muy tarde y no habíamos estudiado casi nada por hacer otras cosas.

Como besarnos y tocarnos.

Aún no podía borrar la imagen de Lalisa corriéndose en mi mano y luego repitiendo el acto otra veces más tocándonos y besándonos.

Había leído que las mujeres pueden tener varios orgasmos y eso a decir verdad es lo mejor. 

Pero dejando eso de lado, Lalisa, su rostro, sus labios rojos e hinchados, su cabello alborotado, el sudor, su pecho subiendo y bajando.

Demasiado excitante, no era lo mismo que hacerlo con una persona experimentada, las reacciones eran diferentes.

Lalisa  era diferente, tenía una bonita sonrisa y belleza descuidada, no era un adonis pero tenía algo que llamaba mi atención, tal vez era su sonrisa, tal vez eran su perfilada nariz, su olor a vainilla, su inocencia, no tenía idea, incluso podía ser un conjunto de todas esas cosas y yo no lo sabía.

Pase mis dedos por su cabellera, Lalisa se dio la vuelta y me abracé enroscando sus piernas con las mías.

—Hace frío— se quejó. Podía escuchar la lluvia de afuera y un poco de ruido de la ciudad.

Los padres de Lalisa aún no habían llegado, ella me había dicho que se estaban separando, que su papá tenía un romance con otra mujer.

Y que su madre estaba haciendo lo mismo, yo no dije nada, no tenía palabras, pero también le confíe cosas que no le había dicho ni a mis amigos, como que mi hermano mayor peleaba mucho con mi madre y por eso decidí vivir alejado de ellos, que nuestro padre nos había abandonado hace muchos años o que mi madre era alcohólica.

Sus manos acariciaron mi pecho y me beso un poco, escondidos entre los cobertores pegué su cuerpo más al mío y deslice mis labios por su cuello y mis manos en su trasero, ella gimió despacio en respuesta, también tocando mi trasero, se había vuelto demasiado atrevida pero seguía teniendo un aire de inocencia en sus toques.

Baje su pijama hasta las rodillas e hice lo mismo con la mía, que era de ella pero me la había prestado.

—Quiero follarte— susurre en su oído, su cuerpo se removió nervioso mientras empezaba a frotar nuestras intimidades

—Vas a detenerte si no me gusta.

—Lo haré— le dije acomodando algunos mechones de su cabello.

—Tengo algo de miedo.

—No te estoy obligando, pero de verdad me gustaría hacerlo.

Lo siguiente fue intenso, choque de pieles desnudas, cuerpos calientes, besos desesperados, gemidos fuertes, nuestras bocas comiéndose una a otra, sus uñas enterrándose en mi espalda desnuda mientras la preparaba con mis dedos. En un momento nos tuvimos que separar porque fui a buscar el dildo  que tenía en mi mochila, y si, desde que empecé la apuesta andaba trayendo uno, ya saben, uno nunca saben cuándo se puede usar. 

Y cuando enterré el dildo en ella , el cual estaba amarrado a mí, la que vio fuegos artificiales fui yo.

La jodí de tantas formas posibles, debajo de mí, arriba de mi, de lado, boca abajo, Lalisa  tenía bastante energía.

—Mierda— dijo desesperado moviendo sus caderas. —Se siente bien ahí... ahh..

"Jennie, Jennie, Jennie, Jennie... Jennie... Jesucristo... Jennie, Jennie

Mi nombre saliendo de sus labios en gemidos fue gratificante.

Había cumplido mi reto y no tenía pruebas de nada.

Tuvo el rostro colorado todo el tiempo, le di un beso en los labios cuando la deje en su salón. Y luego camine tarareando bobamente hasta mi salón.
   

sólo una semana (Jenlisa) (Adaptación) (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora