En algún momento del año 2006
Rubí
«No. No. No.»
«¡Maldición! ¿Qué hiciste, Rubí?» Pensé al verme en esta situación.
Estaba en el suelo, mi cabeza apoyada en el costado de la cama. ¿Mi cabello? Totalmente enmarañado, asqueroso. ¿Mi maquillaje? Corrido por las lágrimas y los brutales besos que alguien me dió.
Si había algo que me molestaba era la suciedad, la mugre, así que es irónico porque ahora mismo me siento sucia de pies a cabeza y no tengo fuerzas para ir a limpiarme.
Sentí el frío en mis extremidades, erizandome la piel, mis dedos congelados ya no los sentía, mi cuerpo ya no lo sentía. Mis músculos me dolían a más no poder, por más que intentara arrastrarme, no tenía la fuerza suficiente para tomar mis documentos e irme al carajo.
Y era mi culpa.
Porque yo elegí mal.
Y ahora estaba pagando las consecuencias.
Recordé las palabras de mi padre: «Rubí, mi pequeña joya, no sé que hice para tenerte en mi vida. Supongo que es verdad que cosechamos lo que sembramos, porque si fuí bueno toda mi vida, estoy seguro de que Dios me recompensó con una hija tan buena como yo.»
Papá tenía razón. Cosechas lo que siembras.
Oí los suaves ronquidos sobre la cama, que me parecieron los rugidos de una bestia en su lugar. No pude evitar soltar una lágrima. Imbécil, me duele.
Me duele y no puedo hacer nada.
Los ronquidos se hacen un poco más fuertes y aprieto los dientes. Por favor, que se calle o soy capaz de matarlo.
Las lágrimas se desbordan de mis ojos y los cierro con fuerza. No voy a llorar. No lo haré. Me levanto, mi entrepierna duele pero hago un esfuerzo grande y logro incorporarme, caminando hasta el baño. Cierro la puerta detrás de mi, recuesto mi espalda en ella y alcanzo a encender la luz. El desastre de tintes rojizos y blancos entre mis piernas me hace chillar de un susto y me tapo la boca enseguida. Mi corazón palpita con una rapidez impresionante cuando veo un hilo de sangre caer por mi muslo interno.
«Maldito seas, Héctor. Me las pagarás.»
Como puedo, me posiciono frente al espejo, mis manos apoyadas en el lavamanos con debilidad. Toda parte de mí tiembla y alzo la vista.
—Nunca volverás a tocarme —pronuncié en voz baja, temblorosa —. Nunca más.
Juré por mi vida que saldría de allí con las manos llenas y la frente en alto. Le quitaría todo a Héctor, su dinero, su prestigio. Lo hundiría hasta que no le quedase mas que matarse.
Ojalá me hubiera ido en ese momento.
Porque lo que vino después, fue peor de lo que imaginé
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Tu ambición; mi perdición (Rubí & Teresa)
Fanfic19/01/2024 #22🥇 en #rubi 21/01/2014 #19🥇 en #rubi Harta de los maltratos de su esposo, Rubí Pérez, una mujer tan bella como perversa, recurre a la mejor abogada de México para por fin divorciarse y ser libre. Pero lo que Rubí no sabe es que no ser...