OCEAN EYES,, Max Mayfield

iii. creepy slug

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(capitulo tres; babosa espeluznante)

– NO ENTIENDO EL PORQUÉ DE SU APODO,  "chico zombie" –Max y yo íbamos por el corredor de la escuela sin hablar hasta que dijo eso y voltee a mirar con el ceño fruncido sin entender.

– Digo, sé que pasó una semana perdido en el bosque, pero ¿por qué es zombie? ¿por qué todos lo dieron por muerto?

Intenté que de mi bocota no saliera nada que no debiera así que solo me limite a darle la razón.

– Sí. Es decir, hasta le hicieron un funeral.

– ¿Tan solo de una semana? – esto se estaba poniendo difícil.

– Bueno... Escuché que se había ahogado otro niño en la cantera. Creían que era Will. El cuerpo estaba podrido. Tenía sentido que ya lo dieran por muerto.

– ¿Qué? Okey ¿Eso no está bien?

– No es broma. Es de conocimiento público. Pregúntale a cualquiera. Excepto a mi cabeza de hongo. Es un tema sensible para él. ¿Está bien? –solo asintió, creo que no hable de más, espero.

– SI LO SIGUES MIRANDO como si fuese algo anormal te golpeare -susurre a mi lado izquierdo en el cuál estaba Max mirando como si Will fuera una cosa extraña.

Ella solo se burló y levanto un poco las manos en forma de inocencia.

– No lo miraba como una cosa, solo tengo curiosidad.

– Pues no la tengas.

Volví a prestar atención al frente y de repente se abre la puerta de putaz- digo, de golpe, si, de golpe, y aparece Dustin.

– Lo siento, señor Clarke. Lo siento mucho. Continué con su clase, por favor. No sé fije en mí.

El señor Clarke seguía con si clase y como si los rechazados sociales no estuviesen al frente, se pusieron a hacer una bolita muy sutilmente.

Voltearon a atras y Dustin nos susurro ¿Audiovisual?

– ¿Audiovisual? –voltee a ver a Max
– Audiovisual.

Sonó el timbre que indicaba que la clase había terminado, los cuatro raritos fueron corriendo a, supongo, que el club audiovisual como si fuesen cerdos escapando del matadero. Estaba por salir del salón con la calma del mundo hasta que sentí que tomaron mi mano y me hablaron corriendo por el pasillo.

– Oye picafresa, creo que me debiste avisar. Casi se me sale el corazón –reclame agitada y ella solo rio mientras aún me seguía jalando. ¿Intenté seguirle el paso? No, quería hacerme la difícil.