Estoy tan emocionada con esta aventura que ni me doy cuenta de las horas que han pasado. La sesión da por finalizada a las seis de la tarde y, tras despedirnos de todo el equipo, nos vamos de Survivor.
Al entrar en el coche leo el mensaje de Adri y, con el subidón que tengo, me vengo arriba y llamo a Carol.
—¿Belén? Dime.
—¿Estás libre? No quiero joderte ningún plan.
—Ah, tranquila. Saldremos más tarde a cenar. ¿Qué necesitas? Por cierto, ¿qué tal tu San Valentín? ¿No has visto mis mensajes, no? Te he mandado fotos de lo que me ha regalado Carlos. Un peluche y bombones.
—Qué va, no he parado. Hoy teníamos las grabaciones del anuncio, creo que te lo conté.
—Sí, sí. ¿Quién iba al final? Era una fanfarronada del Basilisco, ¿no?
—No, tía, no. Por una vez hablaba en serio. Bua, es que no te lo vas a creer, te juro que todavía tiemblo con lo que me ha pasado.
Mis piernas se mueven dando la razón a mis palabras y tomo aire profundamente.
—Venga, pero no te calles ahora, dime.
—Débora.
—¿Débora? ¿Qué Déb...? Un momento. ¡No jodas! No puede ser. ¿¡¡ Hablas... Hablas de Débora Cruz!!?
—La misma.
—¡Madre mía! ¿Es en serio?
Río.
—Y tan en serio.
—Ven para mi casa ya mismo. Quiero todos los detalles.
—Está bien, pero a cambio de la información tienes que hacer algo por mí.
—Tú dirás.
—Ponme guapa. Esta noche tengo una cita especial.
—¿Ah sí? Y tú que te quejabas de que Adri ni recordaría San Valentín.
—Al parecer me equivocaba porque acabo de leer un mensaje que me ha mandado en el que me pide que antes de llegar a casa lo llame, que la nena sigue con mis padres y que ya les ha dicho que la recogeremos tarde. Dice que no se me ocurra subir sin avisarle que está haciendo las rayas del suelo y no quiere que me manche.
—¿¡Las rayas!? Eso huele a cena romántica.
—¿Tú crees? —Mi tono esperanzado la hace resoplar.
—Pues claro que sí. Después del desastre de Navidad tiene que superarse. Venga, vente, y haremos que hoy babee en cuanto te vea.
Sonrío.
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¿Y si fuese tú? © - Completa
ChickLit[Comedia romántica] ¡Hola! Me llamo Belén y soy estilista, pero de latas de conserva. Mi cuento comienza tras el colorín colorado. En la última línea del guion de Hollywood, cuando llegan los pañales y las noches en vela. Soy madre, esposa y santa...