Estoy en la cama, bajo las mantas, pero sin conciliar el sueño aún. Es difícil asimilar cada hora vivida desde que desperté aquí mismo, al lado de Laguerta. Después de ver a Octavia, la charla con Helen y el maravilloso encuentro con Adri he regresado a casa. Rosa me ha llamado y me ha recordado lo de esta noche. He colgado con el pulso a mil. Yo, Belén Ordóñez, protagonizaré un documental a cambio de tantos ceros que casi me caigo de la silla cuando me han puesto el contrato delante. No lo he firmado, todavía.
No es que no quiera, lo cierto es que me ha costado dejar la mano en el sitio y no agarrar como una loca el bolígrafo. Admito que la idea me atrae, pero antes de convertirme en una Kardashian he de sopesar muy bien todo. Rosa, que estaba sentada a mi lado, ha estado de acuerdo.
Por lo visto formaré parte de un proyecto que posa su mirada sobre las personas más influyentes a nivel mundial para mostrar los pros y contras de la fama. Es un honor, joder. Creo que la Hilton estará. ¡Sigo alucinada!
Al parecer tampoco tengo que hacer mucho. Unas entrevistas, fotografías y grabaciones. Me han asegurado que no quieren invadir mi intimidad. La cena ha sido tan breve que casi ni la he asimilado. Ahí estaba yo, rodeada de los peces gordos de Amazon Studios. Quién lo habría dicho.
Pero lo más impresionante es que cada cinco minutos se acercaba alguien del restaurante para sacarse un selfi conmigo y, cuando hemos terminado, Rosa ha tenido que apartar a los fans que se han congregado a la salida para verme. Al subirme a su coche, he cotilleado mis nuevas redes sociales y he visto que era el tema del momento. La noticia ha corrido como la pólvora.
—Rosa. ¿Cómo es posible? ¡Mierda! Espero que no se enfaden. ¿Esto podría fastidiar el contrato?
—¿De qué hablas?
—Lo del documental. Mira. —He girado la pantalla de mi teléfono—. Hay algunas noticias sobre ello. Me sabe fatal porque los productores insistieron mucho en que todo se mantuviese en secreto hasta que el proyecto estuviese más avanzado.
Mi representante ha lanzado una carcajada.
—Bela, querida, pareces nueva. Ellos han filtrado la exclusiva. Así va esto. Es un anzuelo. Ahora se hablará del tema hasta que se confirmen los rumores.
—Ah.
Ella ha sonreído y me ha mirado de reojo.
—Tendrás que hablar con Álex.
Tenía razón. He pensado en Adrián y he asentido. Sí, debía poner las cosas en su sitio antes de que fuese demasiado tarde.
Ahora le doy vueltas al tema, a cómo enfrentar a Laguerta mañana. No quiero dejar pasar más tiempo. Sería peor y tampoco deseo hacerle daño, aunque inevitablemente se lo haga. Me pinzo el labio y suspiro. Si alguien me hubiese dicho que yo, Belén Ordóñez Hernández, iba a darle puerta al tío más buenorro del país me habría burlado en su cara. Puede que esté loca, seguro que otra en mi situación aprovecharía y se dejaría llevar una noche o dos, pero no puedo. Seré gilipollas o masoca o, mira, ambas. Sin embargo, sentiría que, de alguna forma, engaño a Adri. Al pensar en él, sonrío. ¿Quién iba a imaginar que después de tantos años tendría que reconquistar a mi marido?
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¿Y si fuese tú? © - Completa
Literatura Feminina[Comedia romántica] ¡Hola! Me llamo Belén y soy estilista, pero de latas de conserva. Mi cuento comienza tras el colorín colorado. En la última línea del guion de Hollywood, cuando llegan los pañales y las noches en vela. Soy madre, esposa y santa...