Epílogo. Dar y recibir amor

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Se acomodó la corbata por veinteava vez, mirándose frente al espejo

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Se acomodó la corbata por veinteava vez, mirándose frente al espejo. A su lado, una pequeña niña de largo cabello, tan negro como la misma oscuridad y los labios rojos como cerezas, lucía un hermoso vestido color rojo y un bonito lazo decoraba su cabeza, la niña lo miraba sonriendo, tratando de ocultar la ventanita que había dejado el diente faltante en su hermosa boquita, con sus blancas y pequeñas manos.

Todos en el jardín iban y venían nerviosos y ansiosos. Él por su parte, parecía que haría un agujero frente al espejo en el dormitorio.

—No estés nervioso —le dijo la pequeña con voz dulce y cantarina—. Afuera todo está muy bonito. Mi tía arregló el jardín y ha quedado perfecto. Además el tío Oab, dice que todo saldrá muy bien, porque el tío Arm y su esposa se encargaron de poner detalles muy bonitos en cada mesa.

—Oh preciosa, —la besó en la frente delicadamente— es que no has contado con las inseguridades de...

—Él está bien —le aseguró la niña, mientras le sonreía y estiraba sus manitos, pidiéndole sin palabras que la bajara del banco en el que estaba sentada. Se miraron tiernamente a los ojos— Eres hermoso y Papi te ama. Además lo escuché decir que no era idiota para salir corriendo después de tantos años.

—Sabes que te amo ¿no? —le dijo sinceramente y ella asintió— Bueno, solo esta vez te permito decir la palabra con i... pero promete que no volverás a decir esas palabras que hacen lucir feas a las princesas.

—Está bien. Pero que conste que fue Papi quien lo dijo eh... —eso le arrancó una sonrisa.

Nirin era una hermosa niña, muy cariñosa, inteligente y sobre todo demasiado apegada a su Papá tenía casi seis años y para él era excepcional.

—¿Te he dicho cuanto te amo?

Fue el turno de Nirin para sonreír

—Cuatropecientos mil millones de veces Papá.

—Cualquier padre estaría orgulloso de tener una hija como tú. —la llenó de besos, y tocó su naricita con la suya, antes de dejarla en el suelo.

Nirin le sonrió con algunas lágrimas asomándose en sus preciosos ojos marrones.

—Yo también te amo mucho, mucho, Papá y estoy orgullosa de ti —le dijo e inevitablemente las lágrimas se deslizaron por sus rosadas mejillas. Y Off, se acuclillo frente a ella para abrazarla.

«Recuerda el día de su graduación, cuando la pequeña Nirin, de entonces tres años, sentada sobre las piernas de su tía Pim, en la parte delantera del auditorio gritaba a todo pulmón "¡Mi Papá es hermoso! ¡Te amo Papá!" y le enviaba millones de besos volados cuando terminó de pronunciar su discurso de graduado, como mejor alumno de la carrera de Economía. Aquel día, Gun estaba rindiendo su examen de ingreso a la universidad, puesto que se había retrasado un año entero, en graduarse del instituto, debido al embarazo. Recuerda también como fue que se enteraron de la llegada de Nirin. Gun llevaba semanas sintiéndose mal, no tenía apetito y lucía cada vez más demacrado. Y el día que entregaron los resultados de los exámenes de Off, se desmayó. Pensaron que había sido por la emoción, pero al encontrarse en el instituto, fue llevado a la enfermería y allí le realizaron unos exámenes. Así que aquel día habían recibido dos muy agradables noticias y estaban sumamente felices.»

Rude Boy - ¿Un Chico rudo? - H.A #30Donde viven las historias. Descúbrelo ahora