9. ¿Te gusta hacerme sufrir, cierto?

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Muerde, por veinteava vez en lo que va de la hora, la goma de su lápiz con excesivo nerviosismo mientras relee sus respuestas finales

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Muerde, por veinteava vez en lo que va de la hora, la goma de su lápiz con excesivo nerviosismo mientras relee sus respuestas finales. Decidido a no hacerlo apenas hubo puesto un pie dentro de esa aula, Off ahora rompe su propia promesa implícita revisando sus respuestas, lo cual no le trae otra cosa que malestar estomacal y demasiada desconfianza sobre sí mismo.

"Ya está, terminó." piensa, mirando el reloj sobre la pizarra de tiza en la pared frente a él. "Dos minutos, es todo Off, en dos minutos te vas de aquí." se repite, tratando encarecidamente de no contar los ciento veinte segundos que lo separan de la libertad.

Al tipo a su derecha se le cae el bolígrafo y Off siente cada vello en su nuca erizado del susto. Tan sólo de escuchar ese ligero golpe, ya había crispado los dedos en el lápiz.

"Deja de ser un histérico." —se repite a sí mismo.

La manecilla del reloj avanza, torturándolo con su horrible lentitud. Un minuto, un minuto menos y sería todo.

—Abajo los lápices. —Anuncia la supervisora, con los codos sobre la mesa y el índice deslizando con elegancia las gafas sobre el puente de su nariz—. Se acabó el tiempo.

Off toma aire, sujetando de la esquina inferior izquierda el montón de hojas para ponerse de pie y dejarlo en el escritorio. Una fila de estudiantes se forma a su espalda: unos más angustiados que otros, mientras caminan como reces al matadero.

Off en algún momento fue uno de esos asustados peleles que caminaban al escritorio con la angustia y la resignación al fracaso en medidas exactamente iguales. Pero ya no más, no después de casi dos meses de estudiar y realmente esforzarse para obtener una calificación aprobatoria en los extraordinarios. Su pase de salida de ese maldito pueblo estaba a milímetros de distancia y maldición, se sentía realmente bien.

Apenas pone un pie fuera del aula, puede respirar aire puro de nuevo. Choca los costados de sus botas en un tic insistente, mientras pasea la mirada al rededor del amplio y muy vacío —para su gusto— patio de escuela.

Off suspira, con dedos entrelazados detrás de la cabeza y estira su cuerpo hacia arriba, tratando de entretenerse en el crujir de su cuello y no en el hecho de que esperaba a alguien. Alguien que debería estar ahí para recibirlo al salir del salón... y no estaba.

—Si sigues tronándote así los dedos, vas a quedar reumático. —Gun llega desde atrás, agachándose a la altura del mayor para hablarle cerca del oído.

—Creí que te habías ido. —con el ceño fruncido y una postura amenazante, Off encara al menor.

—No te dejaría solo, aunque me recibas así de feo. —bebe de su jugo en cajita, con un encogimiento de hombros y una sonrisilla en los labios— Hola.

—Sí, como sea, vámonos. —Off avanza sin esperarlo y a Gun no le causa otra cosa que gracia, cuando camina detrás de un enojado Off Jumpol.

—Claro su alteza.

Salen del instituto, a la fría mañana, revestidos de una chaqueta de cuero —sí, porque aunque ahora use camisas de seda, no puede dejar las ya conocidas chaquetas— y una amplia sudadera respectivamente, caminando uno mucho más rápido que el otro pero para Gun no es problema seguirle el paso al aparentemente resentido Off.

—¿Me vas a ignorar? —y efectivamente lo hace, lo ignora—. Vamos Off, sólo fui a la máquina expendedora.

—No te estoy ignorando, animal. —Off habla entre dientes, volteando apenas a ver al menor detrás suyo—. Trato de salvarte el culo.

Gun detiene sus pasos confundido y por un momento asustado, pero Off sigue caminando así que prefiere seguirlo hasta que dobla la calle y lo pierde de vista. Cuando llega a la esquina, Off tira de su sudadera desde atrás —hábito aparentemente difícil de dejar— y lo deja contra la pared, pero sin golpe. Le cubre la boca con una mano mientras asoma por la esquina y Gun no puede evitar sonreír de verlo paranoico y tratando de protegerlo muy a su estilo.

—El trato era que aprobados tus exámenes, podrías besarme. —se mofa, bajito y con una brillante sonrisa—. Esto no va a funcionarte, Jumpol~

—¡Que te calles, carajo! —Off ejerce presión en la mano que le cubría la boca, fingiendo que no está sonrojado—. Mi hermano estaba ahí, vi su auto.

La sonrisa de Gun desaparece.

—¿Estás seguro?

Off rueda los ojos.

—Bien, te creo, pero suéltame. —El más alto accede, soltando la mordaza— ¿Ya no lo ves?

—No, creo que nos perdió.

Poco sabe acerca del hermano mayor de Off además de que es homofóbico y la última vez que Off tenía marcas de golpes, fueron propiciados por él. Gun traga saliva, de pensar que si los viese juntos así sea caminando, podría haber problemas. Recarga la cabeza en la pared y cierra los ojos, deslizándose un poco hacia abajo. De pronto, siente un suave pero perceptible pico en los labios, de quien ahora camina lejos como si no hubiese pasado nada, dejándolo atrás y con ganas de más, aunque quiera negarlo.

—¡Off! ¡Ese no era el trato!

El mayor se encoje de hombros.

—No sé de qué me hablas.

Gun sonríe y pega carrera detrás de él, para alcanzarlo y abrazarlo por la espalda, colocando su mejilla en la espalda revestida de cuero.

—¿Vamos a celebrar?

—Yo pensaba hacerlo, con o sin ti. Iré a beber con Arm, así que vuelve solo a casa.

Gun hace un puchero.

—Ah... —se separa dispuesto a irse, pero, Off tira de su manga y lo regresa a su posición anterior.

—Qué resentido eres, Atthaphan. No iría a ningún lugar, con nadie más, se supone que me comprarías comida por haber hecho los malditos exámenes.

—¿Te gusta hacerme sufrir, cierto?

—No lo negaré. —un guiño y una sonrisa.

Y Gunnie cae de nuevo, como ha estado haciendo últimamente. Prefiere no pensar que cuando Off apruebe sus exámenes —porque está seguro que los aprobará— se irá del pueblo a la ciudad, persiguiendo su sueño de irse lejos de su familia para que no puedan encontrarlo nunca. Atesora en su corazón las tardes de estudio en su casa, cuando Off dormía a salvo, lejos de las peleas clandestinas, los bares y las discusiones en su casa; en el colchón inflable, con un montón de mantas que Pim preparaba para el cansado estudiante —renuente a dormir en la misma cama con él—. Le gusta pensar que Off se quedará con él, que irán juntos a la universidad y podrán vivir en casa de los hermanos Atthaphan, sin miedos ni ojos que juzguen y quizá algún día, cuando se hubieran graduado, podrían casarse.

Pero quizás sueña demasiado.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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Rude Boy - ¿Un Chico rudo? - H.A #30Donde viven las historias. Descúbrelo ahora