Capítulo 7

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Me despedí de Alex y Kelly y me desplomé en el sofá. Habían venido para animarme después de confesar por videollamada la situación que había vivido hace dos semanas. Habían sido insistentes en que me notaban rara que no había aguantado más para escupirlo. Pero ni sus bromas habían sido lo suficientemente buenas como para sacarme una sonrisa sincera. Aunque  no estaba así solo por eso, sino porque después de ese momento en mi trabajo no había vuelto a ver a la pelinegra.

Por supuesto, había sido capaz de ir a verla o hacer lo necesario para encontrármela en el ascensor. Incluso me había mentalizado por si lo hacíamos por casualidad. No hacía falta decir que me había arrepentido en ignorarla. Lo siento, sé que no debería después de cómo se había comportado conmigo, pero mi débil corazón tenía la corazonada de que las cosas no estaban siendo como las estaba viendo. Había apostado de que la había arrinconado en un mal momento, le había agobiado de tal manera que lo había pagado conmigo y quizá había querido explicarse como me habían asegurado Nia y Winn cuando les había contado mi drama. Una pequeña esperanza.

Pero parecía como si hubiese desaparecido de la faz de la Tierra desde entonces. Los días pasaban y su esencia cada vez se convertía más en ausencia. Cuando terminaba mi jornada laboral, salía rápido por si me la encontraba en el ascensor. Y cuando descansaba, pasaba cada dos por tres delante de mi portal por si me cruzaba con ella. Pero nada de nada. Hasta la semana pasada me había topado con una nueva cara, seguramente amiga o familiar de algún vecino. Dato innecesario, pero me había parecido maja cuando había parado el ascensor por mí.

Sin embargo, en estos últimos dos días había razonado de que se había ido; viajes de negocios como la última vez. Todos también habían apostado por ello. Pero seguía teniendo un mal sabor de boca. Mi vecina, quien me había enviado una cesta gigante en modo de disculpa por haberme dejado tirada una tarde, ahora no se había mencionado después de todo. No quería pensar en lo peor.

Gemí molesta cuando la puerta resonó en mi apartamento y me levanté con desgana para abrir. Mientras mi hermana y cuñada habían estado recogiendo sus cosas para marcharse, les había dicho a mis mejores amigos que no se molestaran en venir, que no estaba de humor. Sabía que eran ellos porque Winn siempre tocaba la puerta como Sheldon Cooper y Nia lo imitaba después para rematar.

—¿Qué pasa? —pregunté gruñona en forma de saludo.

—Tenemos una idea —declararon al unísono y fruncí el ceño cuando se autoinvitaron a mi apartamento.

—Hemos pensado que quizá podamos descubrir quién es "la mujer de ojitos lindos" y dónde está en este momento —habló Winn con firmeza y arqueé la ceja con interés.

—Trabaja para una empresa multimillonaria y eso quiere decir que es importante —prosiguió Nia—. Seguramente su marca ha salido en alguna revista y, por ende, una foto de ella. Hasta el padre de Winn apareció para CatCo. Una CEO tan joven dirigiendo una empresa tan cara es un notición, ¿verdad? —explicó con una sonrisa—. Podríamos saber quién es y a lo mejor tendríamos una pista para saber dónde...

—Chicos... —interrumpí mientras cerraba la puerta—. ¿Acaso creéis que no pensé en eso?

—¿Y...? —preguntaron al unísono como si esperaran un resultado; como si lo hubiera hecho.

—Y si no antes quise, menos lo querré hacer ahora —negué ganándome sus rostros sorpresivos—. Para empezar, no quiero meterme en su vida privada. Si supiera lo que está haciendo es porque ella misma me lo habría dicho, pero no es así y lo que haga no es ahora mismo de mi incumbencia —expliqué con desdén—. Lo segundo, hay muchas maneras de descubrir su identidad y admito que he tenido la tentación, pero ya os he dicho que no quiero sobrepasar ese límite —recordé mientras me dirigía al sofá—. Podría haberme tirado horas o incluso días leyendo revistas que no me interesan para ver si hay una foto suya con la esperanza de que apareciera su nombre. O podría ser una acosadora real y contratar a alguien para que me haga el trabajo sucio. Pero no quería porque deseaba que ella misma se presentara.

Enamorada de una desconocida | SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora