Epílogo

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—Kara, ¿estás bien? —me preguntó Winn y levanté la cabeza de mi regazo con el ceño fruncido.

—Te vemos muy callada y distraída... Más de lo normal —añadió Nia con una mueca.

Miré a mis mejores amigos intermitentemente y observé como sus ojos estaban brillando con una inmensa preocupación. Y la verdad es que era entendible; soy consciente de que me encuentro más ausente de lo normal desde que volvimos de Metrópolis.

Después de expulsar toda mi frustración, me había calmado y, sin perder más tiempo, había regresado dentro de la galería de arte para encontrarme con Winn quien había aparecido al mismo tiempo que yo. Menos mal que se había perdido para buscar el servicio, aunque no había tardado en preguntarme si estaba todo bien porque al parecer soy terrible para ocultar que mis lágrimas. Nia luego me lo había confirmado cuando me había preguntado por lo mismo. Y quizá había tomado la decisión equivocada, pero había hecho como si nada hubiera pasado, excusándome por mi repentina alergia al polen. Sabía que mi argumento había sido ridículo porque no tengo alergia a nada, pero no habían insistido cuando había cambiado mi cara por completo al ver los hermosos paisajes al óleo de Nia.

Y tampoco es que no quisiera contarlo, pero sabía que mis mejores amigos habrían expulsado decenas de recuerdos de "la mujer de ojitos lindos" para intentar encajarlo con lo que había sucedido; buscarle sentido a todo lo que había pasado con lo que me había encontrado al final. Sin embargo, había aprendido que daba igual el razonamiento lógico o las teorías locas que formáramos. Nunca podíamos dar por sentado nada sin tener todas las piezas, el resultado jamás será como lo percibimos con nuestros cincos sentidos y necesitaba despejar mi mente para no volver a sobrepensar en exceso. Además, el momento le pertenecía a Nia, no a mí.

Sin embargo, no estaba ausente por volver a pensar en ello. Era obvio que iba estar dándole vueltas una y otra vez como un disco rayado. A día de hoy lo sigo haciendo y más por lo que había expresado la pelinegra sobre aquel cuadro con mi rostro. No había parado de preguntarme a qué se refería exactamente o qué estaba pasando realmente; todo en general. Incluso me había cuestionado qué hubiera pasado si no hubiera decidido cambiarme de look porque de lo único que si tenía claro es que no me había reconocido. O qué hubiera pasado si no hubiera ido a la exposición directamente.

Pero estaba ausente por otro motivo.

Nada más regresar a National City, había hecho una videollamada con Alex y Kelly para contarles lo que había ocurrido, aunque había escondido la verdad. Quiero decir, había expresado "un supuesto" de lo que había pasado; "qué tendría que hacer si me hubiera encontrado a la pelinegra en la galería de arte junto con la descripción del cuadro y luego hubiese desaparecido sin más". Había especificado de que lo había soñado para no levantar tantas sospechas.

Estaba enamorada y lo sigo estando, pero no podía hacer nada si ni siquiera el contacto era recíproco. No quería ir detrás de ella después de todo y más cuando me había dejado así. Pero Alex y Kelly también tuvieron razón cuando me habían compartido su punto de vista: no podía quedarme con una cosa mala cuando la pelinegra me había hecho sentir otras muy buenas. Me habían vuelto a repetir que no tenía sentido que me hubiera soltado que no quería ser mi amiga cuando se había esforzado por ser algo más que unas simples vecinas.

Tenía que haber una explicación razonable y darle el beneficio de la duda, que definitivamente su trato indiferente estaba enlazado con lo que me había encontrado e incluso antes de ello por la descripción del cuadro. Por supuesto, me habían dicho que era mi decisión, pero si de verdad me importaba tenía que intentar buscarla porque estaba claro que mi vecina era una cobarde como para dar la cara. Además, ambas también tuvieron razón de que, aunque no quisiera, en algún momento volvería a sobrepensar las cosas para hallar una respuesta y necesitaba quitarme las incógnitas para conciliar el sueño.

Enamorada de una desconocida | SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora