first chapter.

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•1934

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1934

—No lo logro entender...—expreso mi confusión hacia el hombre parado a unos metros.

Luego de unos segundos en silencio noto como comienza a acercarse a mi. Se pone de cuclillas enfrente mío, quedando a una altura similar entre ambos.

Supongo que dejarla morir era mucho para mi, pero lo que he hecho fue sin su consentimiento. Prioricé mi culpa antes que el normal transcurso de su vida, por eso necesito que me perdone.

—¿Que me ha hecho?—sin querer mis voz suena temblorosa, me daba miedo lo que el hombre decía, pero en realidad nunca me había sentido mejor.—Yo me siento bien...

—Yo la he matado, para así lograr que sobreviva.

Los segundos de silencio junto a mi cara de desconcierto resaltaban las miles de dudas que llegaban a mi cabeza. Y como si pudiera oír todo, Edward me responde.

—Ahora Ivonne, usted es como yo. Somos fríos, somos vampiros.—la respuesta del joven me deja pasmada, pero rápidamente toma mi mano para hacerme concentrar en el.—¿No lo nota? Su visión, su forma de oír, hasta la voz le ha cambiado. Es más fuerte, más bella aún.


Mis primeros días como vampira habían sido un caos, la gente que conocía me daba por muerta...que no estaba del todo incorrecto, pero yo seguía viviendo por las noches.

Edward había sido un príncipe conmigo, me estaba enseñando cómo adaptarme a esta vida, controlar un poco la sed. Vivimos juntos todo el tiempo, no tenia otro lugar a donde ir.

Me había hecho parte de su lucha, cazar gente horrible, mala, escoria de la sociedad. Éramos Batman y Robin de los años 30. Aunque ciertas veces nuestra relación iba más allá de la amistad.

Era pasional, dulce y picante. Todo a la vez, y éramos todo lo que conocíamos. El uno al otro. Fuimos nuestro primer romance de la vida.

Y esa misma vida nocturna que vivíamos comenzó a desmoronarse cuando ya pasados varios meses juntos, Edward decide volver a la normalidad.

¿Pero que diablos era eso? La normalidad ya no existía aquí.

Ahí fue cuando conocí a Carlisle, nos fuimos hasta otro estado a verlo, Edward estaba esperanzado de que me quedara con ellos. Me recibieron con afecto, en el clan eran muchos.

Pero ese afecto lo que logró era que me alejara de Edward, yo notaba como se trataban las otras parejas...y nosotros no éramos tan así, no había tanta devoción entre ambos. Era amor, pero no se si recibiríamos una bala por el otro.

Edward leyó todos mis pensamientos, estar con el era ser trasparente como el agua y eso me gustaba. Pero el día de mi partida probablemente fue el más difícil de todos.

Creí que estaba haciendo lo correcto al alejarme de todo, al alejarme de él. Mi amor por Edward jamás se erosionó, pero entendí que debía comenzar a hacer mi camino en la vida.

Éramos muy jóvenes, inexpertos en varias cosas. Yo quería conocer gente, ver el mundo, no pegarme a una familia en ese entonces. Allí fue cuando dejé a mi amor detrás, para poner mis metas delante.

Si algún día nos volvíamos a juntar, era el destino, y sólo así debía ser.


Actualidad.

No puedo creer lo que me dices.—la risa de la mujer retumbaba en el parlante del teléfono de línea conectando a la pared de hotel.

—Es la verdad...—la llamada de esta vieja conocida me resultaba extraña, más aún luego de hacer varias preguntas sobre mi pasado.—Pero ya te conozco, ninguna de las dos somos tontas Victoria. ¿Desde cuando te importa tanto mi pasado?

—No...¿Qué?—suena asombrada la voz de la mujer a través del altavoz, decidí comenzar a ordenar un poco mis valijas. En pocas horas me iría del hotel y le diría Adiós a Londres.—Preguntaba solo por curiosidad, aunque debo serte sincera, han sucedido cosas que no te he contado. Preciso tu ayuda.

—¿Que me ocultas, pelirroja?

—Han asesinado a mi amado James. Necesito que me ayudes a vengar su muerte.

—Victoria...Lo lamento.—me dejo caer en la cama, aún procesando la información.—Pero esto es peligroso. No voy a seguirte en esos salvajes juegos malvados tuyos, Victoria.

—Esto no es ningún juego, querida. Créeme que vas a disfrutar de esto aún más que yo.—un silencio se hace a través de la línea, apostaba cualquier cosa a que la maldita estaba sonriendo.—Yo se que te gusta la acción, te encanta pelear.

—¿Tu tienes algún plan? Porque me iré de Londres, dime donde debo encontrarte o a donde debo ir.

—Ivonne, nos veremos en Forks.

Ahí es cuando sentí mi corazón dar un vuelco. Iría al lugar donde sabía que vivía Edward, solo procuraría no encontrarlo. No necesitaba más drama.

𝐖𝐈𝐂𝐊𝐄𝐃 𝐆𝐀𝐌𝐄𝐒-j. black, e. cullen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora