𝐖𝐈𝐂𝐊𝐄𝐃 𝐆𝐀𝐌𝐄𝐒-j. black, e. cullen.

03

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Dos días habían pasado donde la muchacha en cuestión parecía haberse esfumado del planeta tierra.

Victoria no dudo en contarme su plan, era intimidante y muy poderoso. Yo le prometí quedarme en las sombras, pero si lo que ella quería era información de la chica, yo podría daría. Hasta el momento Victoria dejaba como una incógnita la relación de esa humana con los Cullen, más aún porqué ella tendría algo que ver con James.

Lo que era seguro es que no pretendía meterme en ninguna batalla, nada que pudiera llamar la atención de los Vulturis, por mi propio bien. Debía ser cautelosa.

Sin embargo, como dicen, la curiosidad mató al gato.

Había quedado encontrarme con Victoria en el bosque al anochecer. Parecía estar tardando cuando siento su mano fría sobre la mía.

—Acompáñame, aquí no podremos hablar nada. Nos pueden oír.

Sus palabras me asombraron, conocía a esta mujer desde hacía años ya, y justamente por eso sabía que no era alguien de quien confiar en su totalidad.

—Me vas a decir ya porqué tanto cambio de planes. La chica no ha aparecido por ningún lado y ahora me tienes aquí varada.—mi mano comenzó a apretarse fuerte sobre su cuello, mi control mental sobre sus extremidades la dejó indefensa, apenas podía mover la boca para hablar.

—No es lo que tu cr...crees.—su voz entrecortada y ansiosa hizo que mi agarre aflojara, dejándola caer al suelo hasta que su posesion sobre sus extremidades tardaba unos segundos en volver.—No voy a hacer nada contra ti, pero al parecer la humana salió del pueblo. Ahora hay otros vampiros que me persiguen.

—¡Oh, que buena noticia!—respondo irónicamente.—Vampiros te persiguen y haces que venga aquí contigo, vaya colega que eres Victoria.

El ruido de pasos a una súper velocidad detuvieron nuestra charla, compartimos miradas sabiendo que debíamos desaparecer de allí.

—Eres una maldita.—murmuro mientras ambas comenzamos a correr. Parecía que estábamos en una cacería. Y nosotras éramos las presas.

Victoria se limitó a responderme con una felina sonrisa. Ella parecía disfrutar de esto.

Las ramas de los árboles pasaban a nuestro lado rozando nuestro andar, el ruido del bosque era inquietante, pero peor era notar que estábamos siendo perseguidas por gente que yo conocía.

Supongo que el plan de Victoria de tenerme de infiltrada recién estaba comenzando.

Ahí comencé a entender su juego.

—¡Se escaparan!

—¡No!¡No lo harán!

Gritos provenientes de voces conocidas me hacen alertar, Victoria era una maldita genio o una ingenua idiota, nos acababa de meter en la boca del lobo, donde vampiros conocidos podrían apiadarse de mi, más no de ella.

Allí fue cuando me dejé caer.

De un salto olímpico me dejé caer en medio de la corriente del pequeño río que dividía los terrenos Quileute.

Sorpresa. El plan de Victoria de ponerme en el mapa parecía haberse logrado, pero mi plan de salir ilesa al parecer no. Me había expuesto totalmente.