Capítulo 3

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Suena mi teléfono y lo agarro contestando, me levanto de la silla para ver a los chicos jugar en el patio con globos llenos de agua, sonrió de felicidad viéndolos reír juntos, jamás me imaginé tener nietos y que estuviera casada de nuevo. Aún recuerdo cuando mi difunta esposa murió, no tenía corazón para seguir adelante con mis cuatro hijas quienes todavía estaban pequeñas.

Flashback

Estoy en la habitación del hospital donde está mi esposa en la camilla conectada a muchas máquinas, los doctores me dijieron que no había posibilidad de que sobreviviera ya que su enfermedad estaba muy avanzada. Nuestras hijas estubieron con nosotras unas horas hasta que le dije a su nana que las llevará a casa para que descansarán, me dijieron que tenía que irme pero decidí quedarme con ella.

—Charlene... Quiero que me prometas algo... -Respira despacio. —Prometeme que encontraras a la mujer ideal para que te ame a ti y a nuestras hijas, que cuide de ustedes cómo yo lo hice... Quiero que seas feliz con ella, pero sobre todo... -Me sonríe. —Quiero que tengan el amor que yo ya no les podré dar.

La miro negando con la cabeza y dejando salir las lágrimas que estaba conteniendo.

—No... No dejaré que mueras... Te buscaré al mejor doctor del mundo para que te cure, no me importa cuánto dinero cueste pero no dejaré que mueras. -Le agarro su mano fría entre las mías para darle calor. —No puedes dejarnos, que le diré a la pequeña Kelly cuando pregunté por su mami... Sabes que ella es la más apegada a tí.

Me mira con una sonrisa y lágrimas bajando por sus mejillas, no puedo hacer nada para salvarla de esto, sollozo besando sus nudillos dónde estaba su anillo de matrimonio.

—Ella tiene que ser fuerte, como sus hermanas... -Empieza a toser. —Como su madre... No puedes dejar que nuestras hijas sean infeliz para siempre... -Me toca las mejillas limpiandome las lágrimas. —Tienen que ser criadas en un entorno de amor y felicidad... Y se que tú le darás eso.

Niego varias veces, intentando pensar que esto es una pesadilla.

—No... -Digo con la voz entrecortada, dándole un beso en los labios. —No puedes irte, debe de haber una cura para esta enfermedad.

Ella me sonríe tristemente.

—No importa donde esté... Siempre las cuidare... -Escucho que suena una máquina. —Por qué ustedes son mi felicidad... -Respira débilmente. —Porque las amo mucho... -Sus ojos se van cerrando poco a poco. —Con mi corazón... -Susurra las últimas palabras.

—Natalie... -La muevo suavemente del hombro, sin obtener respuesta. —¡Natalie! ¡No! ¡No! ¡Despierta cariño! -Le grito pero ya es tarde. —No puedes irte Nat... -Susurro sollozando.

La máquina hace un pitido dónde se suponía que estaban los latidos de su corazón, ahora estaba una línea recta. Los doctores llegan para sacarme de la habitación, me siento en una silla de la sala de espera esperando obtener una respuesta positiva. Pero eso no es posible ya que el doctor que la atendió sale de la habitación con un semblante triste.

—Señora Johnson. -Me levanto de la silla. -No se cómo decirle esto... Pero su esposa... -Niego repetidamente diciendo "No". —Lamentablemente falleció, lo sentimos mucho, hicimos todo lo que pudimos pero no la pudimos salvar.

Corazón Herido (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora