VIII

14 1 0
                                    

Luego de dos meses, el alumnado se encontraba bastante alborotado debido al 14 de febrero dónde una gran parte de ellos estaba dando obsequios a sus amigos, parejas o interés romántico.

Evan había recibido galletas por parte de Angie, quién horneó unas cuantas para todos. A la hora del receso el peliazul notó un ambiente extraño entre Dylan y Angie, por lo que prefirió salir en busca de sus otros amigos, sin embargo en la mesa sólo encontró a Marshall.

—Hey, ¿dónde están Julian y Mark? —Pregunta al sentarse frente a él, e inmediatamente saca su desayuno, junto a una libreta para adelantar un poco de tarea.

—Creo que ambos iban a recibir una confesión de amor.

—¿¡Qué!? —Exclama, luego de casi ahogarse con su jugo.

—Sí, honestamente creí que Mark recibiría tú confesión, pero ahora veo que no —comenta decepcionado.

Marshall no tardó en darse cuenta de la forma en la que Evan miraba al castaño, así que un día mientras conversaban después del entrenamiento de básquetbol, lo acorraló hasta que confesó el secreto y ahora lo molestaba constantemente con que se lo dijera directamente.

—¿Pusiste la nota en su mochila? —Inquiere Evan.

—Sí, ¿pero eso de qué servirá? No pusiste tu nombre.

—Por supuesto que no, no podría...

—Yo creo que hacen una linda pareja.

—Pe-pero eso no asegura que yo le guste —excusa sonrojado.

—¿Cómo vas a saberlo si nunca se lo dices?

—Es que...

—Silencio —le sisea justo en el momento en que Mark aparece y los saluda con la mano, después se sienta al lado de Evan—, ¿y de quién fue la confesión?

—Oh... —Mira a ambos con duda y termina fijando la vista hacía abajo— De Amber.

—Vaya sorpresa, no me lo esperaba para nada —bufa Marshall con aire sarcástico.

—¿Ya lo sabías?

—Sólo un ciego no se daría cuenta.

—Vaya... ¿Entonces soy ciego?

—Totalmente ciego —responde el pelinegro mirando a Evan, quién lo evita rotundamente.

—¡Es verdad! También encontré un dulce junto con una nota —saca la misma de su bolsillo y se la extiende al azabache.

—Al parecer Marquitos es muy popular, ¿eh? -Lee la nota, la cuál ya conocía, era un mensaje corto y simple: "Me gustas porque eres una persona maravillosa".

—No tengo idea, nunca había recibido algo así —Marshall le devuelve la nota—. ¿Cómo habrá llegado hasta mi mochila? —Se cuestiona.

—Uy, quién sabe, tal vez fue alguien de tu clase.

—O tal vez no —dice Evan enseguida.

—Mira —le da la nota al peliazul, quién muy avergonzado fingió sorprenderse al verla—, tiene linda letra, ¿cierto?

—Seguro...

—Tal vez puedas adivinar quién es por su letra —señala Marshall.

—¡Esa es una gran idea! Trataré de hacerlo, aunque es complicado compararlo con la letra de todos nuestros compañeros.

—Bueno, si le gustas, tal vez esté más cerca de lo que piensas —sonríe y por debajo Evan le suelta una patada en la pierna—, ¡auch! —Se queja y se soba el golpe mirando con recelo al peliazul.

ONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora