Capítulo 18: Ruinas de una farsa

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Cuando Vegeta y Wiss llegaron al amplio jardín de la casa Brief los primeros rayos de sol a penas y se asomaban por el horizonte

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Cuando Vegeta y Wiss llegaron al amplio jardín de la casa Brief los primeros rayos de sol a penas y se asomaban por el horizonte. Había sido una muy extraña recepción encontrar a Bulma recostada en una de las sillas reclinables que normalmente están junto a la piscina con una manta sobre ella, unos metros a su izquierda, estaba la grande caja del pedido de Bulma abierta, se habían retirado todas las pesadas cajas que estaban dentro con piezas metálicas, pero todas se veían muy acomodadas, apiladas simétricamente, y junto a ellas, Diana cerrando la última caja, parecía que había apartado una en especial.

-¿Qué se supone que pasó aquí?- preguntó Vegeta acercándose a la peliazul casi por instinto, asegurándose que esté bien.

-Está dormida, hacía un tiempo que no lo hacía- explicó la azabache acercándose con la caja que antes estaba apartada.

-Buenos días, Diana, estoy contento de encontrarnos nuevamente- saludó el ángel acercándose también.

-Igualmente, Señor Wiss-

-¿Hacen remodelaciones?-

-No exactamente, acompañé a Bulma por el pedido, cuando regresamos dijo que quería encontrar un aparato en particular y me ofrecí a ayudarla a revisar hasta encontrarlo- explicó llegando a la par de todos, dónde la ojiazul aún dormía -supongo que estaba tan cansada que se quedó dormida, pero yo lo encontré- levantó un poco la caja para llamar la atención sobre ella.

Aunque no lo había mencionado, al saiyajin le había parecido un gesto amable por parte de la chica proporcionarle a su esposa esa manta, protegiéndola del frío.

-Pero ahora tú no dormiste nada- señaló Wiss al ver el aparente aspecto "bueno" de la chica, claramente era resistente pero, ¿cuánto más podía durar?

-Yo no duermo- respondió con simpleza, como si eso fuera posible realmente.

Los dos adultos no lo entendieron, y no pudieron decir nada más por lo mismo.

Vegeta llevó a Bulma hasta su habitación mientras la azabache se encargaba de guardar todo de nuevo en la caja más grande, por lo poco que había podido observar en las herramientas pedidas, podía darse una idea de lo que la Brief quería construir, aunque también le parecía que no iba para nada con su estilo habitual de inventos.

-Y dime, ¿alguna novedad?- Diana ni siquiera había notado que Wiss se había quedado junto a ella.

Le molestaban tanto como le fascinaban las innatas y muy avanzadas habilidades del ángel, por un momento incluso le gustó la idea de poder poseer un poder así.

No, se obligó a si misma a olvidar ese pensamiento, no más poder.

-Nada en realidad, la Tierra es bastante tranquila- respondió una vez que había terminado lo que hacía.

Goku y su hija ¿Qué pasó con el amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora