Final

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Louis se mira en el espejo. Luce bien; luce refinado. Parece un hombre que está a punto de casarse con un caballero.

El hotel está lleno de invitados, más de doscientos de ellos. En menos de media hora, Louis estará de pie delante de todos, delante de todos esos desconocidos, y unirá su vida a la de Liam.

En lo que se supone sea el día más feliz de su vida, no siente nada más que un hueco en el pecho.

Trató de llamar a Harry toda la noche, pero cada vez fue enviado directo al correo de voz. Pero no dejó ningún mensaje; no tenía nada que decir. Si Harry no respondió, entonces es claro que no quería escucharlo.

Lo que fuera que había entre ellos, se acabó.

Ahora Louis solo tiene esto: esta boda, este hombre, este matrimonio.

Ya puede ver su vida ante él; un gran, enorme vacío, siempre sin llenar.

No tiene nada que perder con esta unión.

—No te ves muy feliz para ser alguien que está a punto de casarse con el amor de su vida.

Sobresaltado, Louis queda sin aliento. Se da la vuelta, y Harry está allí, mirándolo, y en este momento que es la vista más hermosa sobre la cual Louis ha puesto la mirada.

—¿Qué haces aquí? —le pregunta, mientras lucha contra todo instinto que le pide que corra hacia adelante y se arroje a los brazos de Harry, rogándole.

Harry se acerca a él, lenta y cautelosamente.

—No podía irme sin asegurarme de hacerte saber que tienes otra opción aquí. —se detiene frente a Louis baja la cabeza para mirarlo a los ojos— No tienes que hacer esto, Lou.

Siente una cadena de acero alrededor de su pecho, ahogándolo.

—Si tengo que. Ya estoy aquí. —Su voz suena derrotada —. Este hotel está lleno con los amigos y familiares más cercanos de Liam, a la espera de cómo me caso con él. Ha gastado tanto dinero...

—Nada de eso importa —dice Harry, interrumpiéndolo con rapidez y fuerza —. Tienes que tomar esta decisión por ti mismo. No por él, y definitivamente no por mí. Solo por ti. ¿Lo entiendes?

La voz de Louis, cuando habla, es lamentablemente débil.

—No tengo otra opción.

—Siempre hay otra opción. No lo amas.— dice, y hay una pasión ardiente como fuego en sus ojos—. Te sientes en deuda con él. —Toma la cara de Louis en sus manos y lo obliga a sostener su mirada para hacer frente a esta verdad—. Tú me amas, Louis.

El castaño no puede hablar, no puede respirar, no puede mantener en su cabeza.

—Voy a estar en el teatro durante la siguiente hora —continua Harry ante el silencio de Louis— y luego me marchare para tomar mi vuelo. Tú decides.

—¿El teatro...? ¿Qué teatro?

—El que está a la venta cerca del apartamento.

Se escuchan pasos por el corredor y Harry presiona su frente a la de Louis por un instante y murmura

—Voy a estar esperándote —antes de soltarlo dando un paso atrás.

Zayn entra, levantando las cejas mientras observa la escena delante de él.

—Harry. ¿No deberías estar realizando tus propios deberes como padrino?

—Sí, lo siento —dice Harry con brusquedad —. Sólo tenía que dar un mensaje a Louis.

Da al menor una última mirada llena de significado, y luego se va.

Zayn lo mira con confusión. Él tiene dos copas de champán en las manos y Louis le arrebata una, bebiendo el contenido de un trago, agarra la otra y se derrumba en una silla. Sus oídos están sonando, y su corazón martilleando, siente como si estuviera hecho de cristal, como si alguien con tan solo tocarlo lo pudiera romper en mil pedazos.

El Padrino || Larry Stylinson •Adaptación•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora