A lo largo de mi vida he aprendido que a la gente que le agradas, te respeta y acepta por lo que eres y no por algún beneficio que podría obtener de ti. Poder dar y ser una persona generosa es una experiencia maravillosa y gratificante que le da un tremendo sentido a la vida.
El poder dar y recibir generosidad es una experiencia maravillosa, la generosidad es un don y una expresión de vida, la generosidad transmite la calidad de un ser humano sin necesidad de palabras ya que se demuestra a través de acciones, se trata de obsequiar algo de forma incondicional.
Dar con la expectativa de recibir algo de vuelta no es generosidad, dar con la expectativa de promoverte o para llamar la atención no es generosidad, la generosidad es desinteresada y fluye de forma natural, sin malicia.
Si observas bien, sólo existe una forma de generosidad y muchas formas de como poder dar. La generosidad te permite dar de muchas formas originales, en cuanto a la forma en que se va a dar, esa es totalmente tuya, puedes dar de forma intencional, con sacrificio y en particular, siempre que tu donación sea autentica y de corazón, se podrá llamar generosidad.
La generosidad no es exclusiva de ciertas personas, se puede aprender como muchas otras cosas; requiere de voluntad para realizarse y de conciencia para desarrollarse mediante una práctica diaria. No necesitas ser rico para ser generoso, un acto de generosidad puede ir desde dar cosas materiales, como ropa y comida hasta darse tiempo para apoyar y animar a un joven o alguien que necesite un consejo.
Existen diferentes motivos para ser generoso, dar algo a personas que conoces o no conoces para abastecerlas de una necesidad, eso es generosidad. Tu generosidad puede extenderse universalmente como símbolo de bondad, cuidado, amor y aprecio. Después de todo, el impacto de tu generosidad hace de este mundo un mejor lugar para vivir.