[2] Te necesito

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¿Qué tan desesperado debes estar para perder la dignidad?

Digo, la dignidad es, o lo primero que se pierde, o lo último, no hay punto medio.

Sin embargo, con Kane realmente es difícil de decifrar a cual de las dos hace referencia...

Clarisse está más blanca que de costumbre, y eso ya es decir mucho dado a su piel lechosa, pero poco a poco logró cambiar la mirada de sorpresa por una de enojo, ¿qué demonios hace él ahí? ¿Qué pretende?

He aquí las opciones que se le cruzaron por la mente:

1.– Se perdió y tocó una puerta X en busca de ayuda en medio de la noche.

Y para mala suerte de la pelinegra terminó en su puerta.

2.– Está borracho y se le ocurrió visitar a su ex para joderle la existencia.

Descartó esa idea en cuanto la pensó, pues ella se había cambiado de casa luego que terminaran por lo que él no sabría dónde buscarla.

3.– Jamás se fue del todo y la estuvo acosando entre las sombras.

Imposible, simplemente imposible.

4.– Quiere su sudadera de vuelta.

Ahí habría un problema. Ella lo quemó todo...

Una cosa es clara, Clarisse ya no es la misma de antes.

En otra oportunidad ella habría corrido a abrazarlo y besarlo para luego preguntarle porqué luce como si hubiese llorado por horas, en cambio ahora solo lo escaneó de arriba a bajo, observó una lágrima descender por su mejilla, vio tras él cuando un rayo sonó a lo lejos, y le cerró la puerta en la cara cuando empezó a llover; tranco la puerta con seguro como le había sugerido Liam, y se dio media vuelta con dirección al baño dado a que el agua estaba lista y se iba a enfriar de no apurarse.

Tardó mucho en bañarse, lo hizo apropósito. Cuando salió nuevamente en bata, se aseguró de apagar todas las luces y se metió a su cama. Fue justo antes de dormir cuando sonó su teléfono.

—¿Bueno? —contestó sin ver media dormida.

No obtuvo respuesta.

—Háblame o colgaré. —renegó.

¿Te desperté? —respondieron del otro lado de la línea con voz rasposa.

Clarisse sonrió.

—No. Está soy yo hablando dormida, idiota. —No podía verlo, pero supo que rodó los ojos. Él siempre rueda los ojos cuando ella es sarcástica. —¿Por qué llamas a esta hora? ¿Quieres darme mis buenas noches? —se burló.

Para estar media dormida, sigues siendo igual de pesada.

—Es un don, cariño.

James bostezó. Está hablando con los ojos cerrados metido en su cama como Clarisse.

Mañana, 8 a.m., estudio, no faltes. —al pobre se le cerraban los ojos.

—No te entiendo, ¿sigues borracho?

Angelito, estoy que me muero de sueño. —volvió a bostezar. —Mañana empezaremos a revisar las ideas para empezar la producción. Entre más rápido tengamos el guión hecho, más rápido se verá el escenario y los actores.

Cler sonrió al verlo tan metido en el proyecto.

—James, no es necesario que te involucres, puedo hacerlo sola.

El guión de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora