Contemplarte

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Los rayos de sol matinal se colaban ligeramente a través de las ligeras cortinas de la habitación. La primavera tocaba su fin y el verano se asomaba a la vuelta de la esquina, haciéndose notar con el aumento de la temperatura. Apenas un par de días antes Mito había colocado algunos sellos que permitiera mantener fresca la habitación que compartía con su marido.

No obstante, el único que salía "perjudicado" por este hecho era el Nidaime Hokage de Konoha, puesto que no podía evitar levantarse cuando aquel pequeño haz de luz irrumpía en la alcoba. A pesar de esto, agradecía que aquello ocurriera ya que lo primero que veía al despertar era la tranquila y despreocupada cara de una Mito profundamente dormida. Ciertamente quien la viera no podría afirmar que era la misma mujer tan estricta y profesional.

Esa era una de las cosas que más le gustaba a Tobirama en todo el mundo, poder observar varios minutos a su pacifista esposa sin interrupción alguna ni mirones a la vista, incluso podría considerase la afición secreta del niadaime hokage. Se sentía sumamente afortunado de ser el único en conocer esa faceta de la mujer y reafirmaba la convicción de que casarse con ella había sido de las mejores decisiones de su vida.

Con sumo cuidado retiro un mechón de cabello que le impedía admirar libremente el rostro de la pelirroja. No pudo evitar notar la suavidad de aquel cabello que tanto caracterizaba a los Uzumaki, a él le parecía encantador y único. Realmente esperaba que en un futuro sus hijos compartieran ese rasgo con su esposa.

Finalmente, fu imposible que su atención no terminara en los labios de su esposa, que tantas veces había besado pero sabía que nunca se cansaría hacerlo. En ese momento se encontraban entreabiertos y por momentos soltaban pequeños suspiros. A Tobirama se le figuraba a que le hacían una muda invitación a probarlos y él, por supuesto, no pensaba ignorarla.

Lenta y delicadamente se acercó hasta depositar un casto beso en la boca de Mito, quien no pareció ni notar ese fugaz contacto. Al menos eso aparentaba ya que unos segundos después se removió ligeramente, sin embargo, solo se reacomodó para seguir durmiendo; dándole un abrazo de oso posicionando su cabeza en su pecho. Tobirama embozó una ligera sonrisa que solo mostraba lo mucho que amaba a la pelirroja y con un susurro apenas audible expresó esos sentimientos.

-Mito, gracias por estar siempre a mi lado... -

One shot's NaruTemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora